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- 12/09/2025 00:00
Los logros culturales que ha venido implementando la Universidad Tecnológica de Panamá merecen no uno ni dos artículos de opinión, sino una lluvia de comentarios elogiosos de quienes comprenden que la ciencia y la tecnología, por más avanzadas que estén, no se mueven en el mundo como autómatas desvinculados de los múltiples aspectos de la creatividad artística.
Y buena parte de esos logros tiene que ver directamente con el ejercicio de la literatura como una de las Bellas Artes. Así, la labor de los mejores novelistas, cuentistas, poetas, ensayistas y dramaturgos proviene no de la generosidad de los dioses, sino del genuino talento de quienes tienen la capacidad de desarmar contradicciones y paradojas de la Realidad para convertirlas en obras de un intenso y contagioso humanismo. A tal grado, cuando hay talento genuino, y no efímera llamarada, que resulta indudable que las mejores obras son capaces de sacudir sentimientos, descubrir traumas superables, encender esperanzas y destapar injusticias sociales que conspiran a diario en contra la felicidad.
Los diversos Rectores que han dirigido los destinos de la UTP han entendido que apoyar las manifestaciones literarias, como se ha venido haciendo, no sólo enriquece el ejercicio de cualquier otra profesión y añade bríos a las ganas de mejorar la fraternidad humana, sino que añade a la inteligencia una renovada capacidad de observación y valoración de no pocas incongruencias que caracterizan a la sociedad.
Sirvan estas reflexiones para recordar el conjunto de momentos estelares del apoyo que la UTP viene dando a la literatura panameña y, concretamente, a sus creadores, lo cual ha redundado no sólo en favor de quienes escribimos, sino también de los receptores de nuestras obras al convertirse en libros que, a su vez, pasan de mano en mano y de mente en mente.
Me refiero, en primer lugar, a la sostenida implementación de un amplio “Diplomado en Creación Literaria” con respetados profesores, que tuve el honor de fundar en 2001, y que ha continuado convocándose hasta el presente... Ya son 24 versiones, dando como resultado una importante cosecha de escritores nuevos, muchos de los cuales son hoy “crema y nata” de nuestras letras...
Otra actividad fundamental son los cuatro premios literarios anuales que desde hace ya buen tiempo enriquecen la productividad creativa con valiosas obras que, además de merecer una suma respetable (con el laudable y sostenido apoyo de la empresa SUCASA), son publicadas por la universidad. Tres de estos premios tuve el honor de fundarlos durante mi estancia de 25 años: El “Premio Centroamericano de Literatura “Rogelio Sinán”, donde los autores nacionales compiten anualmente en buena lid con escritores de diversos países de Centroamérica... El Premio Nacional de Cuento “José María Sánchez”. Y el “Premio Diplomado en Creación Literaria”, en que sólo pueden participar egresados del Diplomado. También está el Premio “Hersilia Ramos Argote” de literatura infantil, en buena hora fundado por el poeta Héctor M. Collado, actual director de la Editorial Universitaria.
Si bien no fui el creador directo de dicha Editorial, sí tuve la idea, en la pre-historia de mis años con la UTP, de crear un mecanismo de co-edición de buenos libros de autores nacionales con el apoyo de la imprenta universitaria, que se denominó ”Cuadernos Marginales”, y que contó durante dos años con el apoyo solidario del hoy reconocido escritor José Luis Rodríguez Pittí, ingeniero de sistemas egresado de la UTP. Sería el antecedente de la actual Editorial Universitaria, que hoy publica tanto obras de ciencia y tecnología, como literarias.
Por otra parte, se me ocurrió crear en la red de la UTP un “Directorio de Escritores Vivos de Panamá”, en donde los autores nacionales que han publicado al menos una obra tienen derecho a inscribir sus datos bio-bibliográficos, su foto, las portadas de sus libros, y una síntesis del contenido de cada uno, con derecho a ir enriqueciendo su sitio a medida que progresa su bibliografía. Hoy se mantiene, y puede ser accesible desde cualquier parte del mundo.
Finalmente, hace algunos años me correspondió el honor de organizar anualmente un Congreso Internacional de Literatura, con el apoyo logístico de la UTP, y de la empresa Radisson Hotel, en donde se alojaban nuestros invitados de otros países. Venían críticos y escritores tanto de los Estados Unidos como de México y Centroamérica. Fueron cinco congresos los que pudimos llevar a efecto, con gran éxito tanto de público como de ponencias presentadas (algunas habrían de publicarse después en la revista “Maga”), así como lecturas de cuentos y poemas en voz de sus autores nacionales.
Se trata, pues, de una historia que faltaba relatarse ordenada y sintéticamente, para beneficio de los muchos lectores de “La Estrella de Panamá” y de quienes no lo son tanto. Una historia que, como la buena literatura, ha de quedar grabada también en la otra Historia (esa sí, con mayúsculas). Importante ejemplo a seguir por otras universidades nacionales.