• 03/01/2019 01:02

El candidato perfecto para gobernar (I)

‘[...] el atributo más importante, esencial que un candidato a gobernar debe tener, es el no ser corrupto durante el trayecto de su vida'

Cuando estamos en vísperas de la celebración de torneos electorales, algunas de las reflexiones que pasan por la mente de un sector de los votantes es meditar sobre cuál sería el candidato ideal para gobernar un país.

En nuestros países hemos tenido un reducido número de gobernantes que han dejado huellas favorables en la gestión de su administración. Algunos sostendrán que prácticamente ninguno; aunque siendo razonables, hay que señalar que hemos contado con algunas excepciones.

La responsabilidad que tienen los electores al elegir a los mejores gobernantes es muy delicada, principalmente porque muchas veces, al tomar su decisión de depositar su voto, se equivocan designando a los peores y mediocres, lo que conlleva una mejor consideración al momento de ejercer su derecho al sufragio.

No debemos olvidar que en democracia el sufragio es un deber y un derecho primordial de los ciudadanos, que representa un instrumento del pueblo para transmitir sus necesidades e intereses a los gobernantes.

Cuando vamos a votar, tenemos la ocasión de hacernos oír y exteriorizar nuestro parecer, recomendaciones y quejas, por ello es realmente la determinación más importante que todo ciudadano puede hacer para precisar el trayecto a seguir por parte de una colectividad o el Estado.

Por otro lado, votar nos hace participar en las decisiones que toman los líderes del país, por lo que es fundamental estar totalmente enterado sobre la propuesta que ofrece cada candidato, reflexionar sobre su trayectoria y lo que más nos conviene, votar por quien creamos es la mejor opción.

Entonces, valdría la pena que nos preguntáramos efectivamente cuál sería el candidato modelo que a nuestro parecer el elector debe tomar seriamente en cuenta al momento de votar y por ende, al elegir al gobernante que debe dirigir los destinos de su nación.

Teniendo en cuenta los momentos graves que vivimos en la mayoría de las naciones en relación al tema de la corrupción política, al mal uso del poder público para obtener ventajas ilegítimas y los grandes prejuicios que ocasionan a un país, el atributo más importante, esencial que un candidato a gobernar debe tener, es el no ser corrupto durante el trayecto de su vida. Mucho mejor si no ha sido corrupto durante el ejercicio de su carrera política, ha sido siempre transparente y, a pesar de que a veces ha estado rodeado de algunos corruptos en la política, no se ha dejado contaminar y ha salido ileso en su integridad moral.

Es preferible el candidato que ofrezca años de experiencia, con conocimiento práctico del quehacer oficial, que no fue corrupto en el desempeño y ejercicio de sus funciones en puestos de elección popular, apartándose del tráfico de influencias, la extorsión, el soborno y el fraude y que supo resistir la presión y tentación provenientes de grupos económicos. Esto en contraste con algún principiante o aprendiz de gobernante que no se ha probado ni enfrentado a las tentaciones que origina la corrupción en el ejercicio de un cargo público.

Ese candidato ideal, quien ha ocupado por años puestos en la administración pública en los distintos órganos del Estado, debió haber sido probo, honesto, transparente, alejado de la corrupción y mucho mejor si ha tenido el valor de enfrentarse a las calumnias de sus adversarios y enemigos políticos corruptos, que siempre son promotores de las campañas de desprestigio y falsedades, con el objetivo de evitar que gobernantes honestos asuman el poder.

Otras características de un buen gobernante es ser un político preparado, con una preparación universitaria exitosa, comprobada, preferiblemente haber sido educador universitario, lo que conlleva el buen hablar y el saber comunicarse claramente con los demás, sin aspavientos, educado, atributos sumamente importantes en la comprensión de las dificultades y el examen de sus posibles soluciones. Un buen candidato a gobernar debe expresarse con elegancia y clase, no solo en las reuniones políticas, sino principalmente cuando representa al país en foros internacionales. Igualmente sería sumamente favorable si en su trayectoria se ha relacionado con organismos internacionales.

Un buen gobernante también sería aquel que razona con inteligencia sobre asuntos económicos, sociales y políticos y sabe previamente analizar los posibles resultados de sus decisiones. Cuando se administran los recursos de una nación, un buen gobernante debe tener conocimientos y adoptar decisiones sobre conceptos financieros, porque los mismos tendrán no solo repercusión nacional, sino también internacional. Los pueblos no deben elegir gobernantes incompetentes, que dilapiden la riqueza de un país aplicando impuestos con inconvenientes reestructuraciones de la deuda, que afectan el interés nacional. Se necesita elegir a un mandatario que sepa tomar decisiones en asuntos financieros de alcance nacional, razonando con astucia aspectos económicos y las consecuencias concretas de sus decisiones, que sea, por ende, un buen administrador en lo referente al Estado, que pueda construir una economía productiva con iniciativa privada, buscando la equidad social, con un Gobierno transparente, donde el mandatario sea y dé el ejemplo. Lamentablemente no pocas veces en vez de escoger gobernantes capacitados, elegimos a los mediocres e improvisados, para después sufrir gran decepción y frustración con el pésimo ejercicio de sus importantes funciones.

JURISTA

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