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- 12/09/2022 00:00
Instituto Oncológico Nacional (ION): el drama diario
Desafortunadamente, la mayoría de las veces no tenemos idea de las graves falencias de nuestro gobierno, hasta que nos toca vivir en propia carne esas falencias.
El Instituto Oncológico Nacional de Panamá es uno de los ejemplos más desgarradores de décadas de falencias de pésimos gobiernos que, probablemente por una combinación de desidia, ineptitud y sobre todo corrupción, no han dado la debida prioridad a la sanidad pública.
No soy médico, ni siquiera especialista en temas de sanidad, pero con una búsqueda rápida en fuentes fiables en Internet es posible descubrir de inmediato que “La incidencia y mortalidad por cáncer están aumentando rápidamente en todo el mundo, especialmente en los países de ingresos bajos y medios donde se producen la mitad de los nuevos cánceres actuales... La enfermedad es más letal en unas regiones que en otras”. (Fuente: https://www.publico.es/ciencias/cancer-rico-cancer-pobre.html).
Por lógica, descubres entonces que afecta más a unas regiones que a otras, porque en los países, como Panamá, en que la sanidad pública no dedica los suficientes recursos gubernamentales a esta enfermedad, habrá una mayor incidencia de muerte por cáncer.
Descubres que los pacientes de cáncer de todo Panamá se tienen que enfrentar a diario a las terribles falencias del único centro dedicado íntegramente a tratamientos de cáncer en este país, el Oncológico, porque en las demás provincias no hay ni los hospitales ni los especialistas ni los equipos adecuados para tratar debidamente a este tipo de pacientes.
Descubres la situación surrealista de personas, algunas en avanzado estado de la enfermedad, que llegan, solas o con un familiar o acompañante, a la una de la madrugada a "hacer fila" para registrarse en uno de los aparatos electrónicos donde se obtiene el cupo para citas médicas o de laboratorio previamente concertadas. Toda esta conglomeración caótica de personas que acuden a diario desesperadas y, peor, desesperanzadas a tratarse en el Oncológico es un espectáculo dantesco.
Descubres que el sistema de funcionamiento administrativo del Oncológico es una versión aún más perversa de la peor burocracia que caracteriza al Seguro Social.
Descubres situaciones límite donde, por ejemplo, para que a una paciente con fuertes dolores de vientre, por tenerlo lleno de tumores cancerígenos, le hagan un tratamiento de extracción de líquido del vientre, hay que esperar toda una semana, por retrasos debidos a falencias burocráticas entre el equipo de urgencia (“estancia corta”) y los demás equipos, como el de ultrasonido o radiología.
Descubres que todo es estrés adicional, porque esta inhumana burocracia significa además tener que estar llevando y trayendo a la paciente al Oncológico, varios días seguidos, siempre casi de madrugada (6 de la mañana), hacerla esperar horas en una incómoda y a menudo destartalada silla de ruedas, porque no siempre hay suficientes camas o camillas, mucho menos salas de espera o sillas normales para los familiares.
Descubres que además tienes que esperar, con paciencia estoica, los cambios de turnos de médicos y demás personal sanitario, con el consiguiente enredo entre los que entran y los que salen, porque la mano izquierda no necesariamente se quiere hacer responsable de lo que ha diagnosticado o registrado la mano derecha.
Descubres que, a veces (¿a menudo?), algunos enfermeros o agentes de seguridad tienen una actitud casi hostil de “policías” a los que les importa más regañar a los familiares si cometen la “infracción” de querer acompañar a sus pacientes en estado tan delicado.
Descubres en no pocos casos cierta actitud casi indiferente hacia los pacientes y sus familiares, como queriendo dar a entender que no tienen derecho a reclamar, porque se les está atendiendo "gratis". La sanidad pública es todo menos "gratis", ya que se paga con los impuestos de los ciudadanos y los ingresos que devenga el país.
Descubres que, todo hay que reconocerlo, aunque hay muchas almas bondadosas y buenas gentes voluntarias o personal contratado intentando, a pesar de las falencias y carencias, resolver como pueden este total descontrol hospitalario, no es ni remotamente suficiente para tratar a todos los pacientes y sus familiares con la dignidad y empatía que necesitan, por la situación de dolor y confusión en que se encuentran.
Descubres que, por algún oscuro motivo, alguno o varios de los gobiernos anteriores, con total falta de visión de servicios sanitarios oncológicos, prefirieron convertir las instalaciones del antiguo Hospital Gorgas en juzgados, acaparando absurdamente espacios que habían servido durante décadas como instalaciones hospitalarias, debidamente diseñadas y preparadas con este fin, lo cual además significa que los espacios de estacionamiento fueron también acaparados por estos juzgados, dejando al Oncológico con CERO espacio de estacionamiento adecuado para los pacientes y familiares que tienen que acudir a diario o con frecuencia a dicho hospital.
Descubres que, apenas hace unos meses, el actual gobierno dice que ha aprobado el proyecto para la construcción, a terminar en al menos 4 años, de un complejo oncológico, que insensiblemente han decidido situar en un lugar aún más alejado del centro de la ciudad.
Descubres que los presupuestos del actual gobierno y los anteriores han sido siempre de recortes en la sanidad pública y de aumento en entes claramente corruptos financieramente, como la Asamblea Nacional.
Entonces, ¿por qué seguimos votando por gobiernos ineptos y líderes corruptos que dilapidan los fondos que se necesitan urgentemente para hospitales como el Instituto Oncológico Nacional?
¿Es que hay que caer en una enfermedad terminal para que nos abran los ojos a la hora de votar por un mejor gobierno?
Históricamente, los pueblos han sabido ser verdugos de gobiernos ineptos, pero en Panamá el pueblo sigue siendo cómplice, al seguir votando a gobiernos cuya descarada corrupción impide financiar debidamente prioridades urgentes como una mejor sanidad pública.