El buen trato en casa y una vida sin violencia son algunos mensajes incluidos en las letras de las ‘Chiquicoplas’, una versión de las tradicionales coplas...
- 01/06/2024 00:00
La decadencia del centro estudiantil de Comunicación Social
No puedo permanecer callada ante la ignominia —no tengo otra calificación más tenue— que ocurre en el centro estudiantil de la facultad de Comunicación Social de la Universidad de Panamá (UP).
Ahora que se avecina una elección para la escogencia de la nueva junta directiva que regirá, durante los próximos dos años, a la citada sede de alumnos, es imperioso que la comunidad conozca una situación vergonzosa que ocurre allí ante la inacción y complacencia de las autoridades de la Colina.
Una de mis ahijadas se reunió conmigo recientemente. Ella estaba acompañada por otros seis estudiantes, todos pertenecientes a diversas carreras de comunicación social. No precisaré sus escuelas para evitar que sufran persecuciones o amenazas.
En ese centro estudiantil permanece como líder —y nadie sabe cómo— un individuo de nombre Mauro Salinas, quien cuenta con 65 años de edad y más de cuatro decenios de ser “estudiante”, sin que hasta el momento haya obtenido un solo diploma. Se ha matriculado en todas las carreras de Comunicación Social (periodismo, relaciones públicas, publicidad, producción de radio y televisión, eventos y protocolo corporativo), pero se retira al poco tiempo porque su negocio es permanecer como “alumno” de por vida para continuar con sus operaciones turbias, por decir lo menos.
Por lo que me explican, debo reconocer que ese personaje es astuto, pues él escoge a los miembros de su nómina y, tan pronto ganan en las urnas, se las ingenia para defenestrar al presidente de la junta directiva y adjudicarse otra vez el poder absoluto.
El sexagenario “líder” Mauro Salinas cuenta con un lugarteniente de apellido alemán (Manheim o algo parecido), que se acerca a los 40 años de edad y nunca quiere terminar su trabajo de graduación. O sea, se resiste a laborar profesionalmente porque también disfruta su estatus de “estudiante” eterno.
Los alumnos decentes de Comunicación Social —y me atrevo a asegurar que se trata de la mayoría— están asqueados de todo lo que sucede en ese centro estudiantil: consumo de alcohol y fumadera de cigarrillos. Son tantas las historias bizarras y degradantes que he escuchado, pero no las mencionaré en este artículo por respeto propio y de los lectores. Sin embargo, no pasaré por alto que es frecuente hallar múltiples condones (usados, por supuesto) en los alrededores del citado centro. Los mismos educandos comentan de la existencia de un “push button” informal.
Me hablan inclusive hasta de consumo de otras sustancias psicotrópicas, pero no quiero pensar que el centro estudiantil de Comunicación Social es un antro que viola varias disposiciones del Código Penal. Ante esta situación, el Consejo Académico de la UP debe ordenar de inmediato la aplicación de pruebas antidopaje para salir de las dudas de una vez por todas. Quien no la debe, no la teme.
Por otro lado, el “dirigente” Salinas administra a placer dos restaurantes, un cibercafé y dos centros de copiadoras y computadoras, entre otros “negocios” que le proporcionan más de seis mil dólares mensuales y por los que no rinde cuenta a nadie. Se trata de un dinero que debería servir para ayudar a los estudiantes verdaderos con necesidades sociales verdaderas; no para enriquecer el bolsillo particular de un par de bellacos.
Con la llegada del rector Eduardo Flores Castro existía la esperanza de que el asunto de la corrupción estudiantil se disipara por completo en el campus. Sin embargo, la situación es tan o más caótica que durante los tiempos de Gustavo García de Paredes. Ni hablar del decano actual de Comunicación Social, que es un perfecto desconocido y nadie sabe de dónde salió para ocupar tan relevante posición.
¿Cómo la Universidad de Panamá mira para otro lado con todo lo que ocurre en el centro estudiantil de Comunicación Social? ¿Por qué un sexagenario como Mauro Salinas mantiene su estatus de “estudiante” luego de más de 40 años enquistado en la casa de Méndez Pereira? ¿Cuál secreto le conoce Salinas al decano de Comunicación Social, pues este siempre se hace el de la vista gorda ante tantas irregularidades?
Son muchos misterios por resolver. Pero esperamos que los estudiantes castiguen a todos esos malandrines el próximo 12 de junio, cuando se escenificará la elección ya citada. Que los futuros comunicadores sociales emulen a los votantes panameños, quienes el pasado 5 de mayo echaron de la Asamblea Nacional a la mayor parte de esos diputados cucaracheros.