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- 14/07/2024 23:00
Las estrategias de los nuevos
El primer y último párrafo de esta publicación fueron agregados para la entrega de hoy. Todo lo que aparece entre ambos, es de un artículo titulado: ¿En qué país vivimos?, del cual solo eliminé un párrafo sobre la violencia, inseguridad y castigo. Por lo demás, no quité ni agregué absolutamente nada.
Cito: “La semana pasada fue una de esas en que otra vez sentí que vivía en otro país. Sentado en el tranque de todas las tardes, escuché el discurso del presidente de la república ante el pleno de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Dos países: las amenazas que muchos experimentamos y señalamos casi a diario y la que el presidente Varela le presentó a los mandatarios de todo el mundo. Aquí no parece haber problemas. El ejecutivo ve progreso y mejores tiempos. Yo veo una decadencia peligrosa”.
“Si creen que vienen mejores tiempos, observen detenidamente: el seguro social y el sistema de salud, la inseguridad, No hay agua. La corrupción a todos los niveles y un sistema judicial inoperante y cuestionado. ¡Agua por favor!. El sistema educativo, en su conjunto, el transporte público, con piratas y todo ... un largo etcétera y un sistema político podrido. ¡Agua!”.
“Lo expuesto en estos casos es un reflejo de nuestro tiempo, de la degeneración social sostenida - en todos los niveles sociales - que ofrecen una vida de mejores condiciones por el crecimiento económico, envuelto en un halo romántico de atrevimiento e impunidad. Conducta que reflejan los malandrines en posiciones de poder o los maleantes en las calles y veredas de los barrios”.
“Una sociedad en franco desarrollo debe buscar en otras dimensiones del quehacer humano la fórmula para rescatarse del “jueqa vivo” y de la politiquería malsana. Del analfabetismo funcional, la mediocridad glorificada, del bajo nivel cultural y de la barbarie social que mantiene a grandes sectores en clara desventaja, ante las capas sociales elites que tienen los recursos económicos para su desarrollo integral. La conjugación de estos factores es lo que ha abonado la sensación de decadencia en que vivimos”.
“La clase media, profesionales; las capas populares: trabajadores, estudiantes, gestores culturales (músicos, artistas, escritores, poetas, etc.) son el sostén imprescindible de cada sociedad. Ponen la musculatura y sus esfuerzos; sus mejores años de vida, generación tras generación. Ponen los muertos y representan el motor necesario para impulsar el desarrollo de las naciones. Estas son las capas de la sociedad más vulnerables en los momentos de crisis (económicos y políticos) y cuando los peligros sociales se hacen del diario vivir. Estas son las pacas de la sociedad que llevan el peso y resienten, duramente los males del sistema”.
“¿Qué clase de epidermis o caparazón se debe tener para, literalmente, pararse frente al mundo y no reconocer que como sociedad estamos amenazados? Que como sociedad no hemos podido establecer planes y políticas de Estado a mediano o a largo plazo, sino que se habla del quinquenio que nos toca gobernar. Qué bueno sería escuchar que lo que se pretende hacer para corregir los males que le puedan dar mejor vida a los pobres y la clase media es: a- reformular el sistema político para acabar con los malandrines que se aprovechan del sistema para su beneficio propio, b- promover una educación integral para todas las capas sociales (no solo una educación técnica como señalé la semana pasada) y c- la reevaluación del papel de los medios en nuestro quehacer cotidiano, con nuevos objetivos y nuevos códigos para reformar la educación integral de la ciudadanía”.
“Qué fresco sería escuchar a nuestros líderes aceptar que nuestra sociedad está amenazada desde varios flancos; y después de reflexionar sobre eso, traten de corregir sus impulsos de matraquear y revolcarse en el sistema politiquero que ha permitido que estemos en esta espiral destructiva. Decirnos qué están haciendo o qué pretende hacer para resolverlo. Los males están allí en este espacio que compartimos muy a pesar de la visión del Ejecutivo y corregirlo abarcará decisiones trascendentales más que una larga lista de obras y la buena fe”. Hasta aquí lo del 2016.
Hay quienes señalan que solo nos centramos en lo negativo, pero las amenazas están presentes a pesar de lo que dictaminó la población en las elecciones del 5 de mayo pasado. Los que hoy tratan de hacer una labor nueva en beneficio del país, tendrán que recalcular sus estrategias y ser mucho más agresivos para lograr sus objetivos.
Después de ocho años de este escrito y ante la dinámica que se teje en el país, particularmente con lo que ocurre en la Asamblea de Diputados, corregir los males y alinearnos para mejores tiempos, será una tarea monumental.