- 08/09/2025 00:00
El poder ha sido, desde siempre, un tema presente en todos los campos de la literatura mundial. No hay época de la historia del hombre en la que el poder, cualquiera que sea su forma o fondo, su expresión o acción, no surja como meta o aspiración o instrumento de acción para favorecer o desfavorecer la vida cotidiana de los pueblos, naciones, sociedades o Estados.
Leer, investigar conversar, reflexionar, debatir, escribir sobre el poder, es algo de nunca acabar de todos los tiempos. En la época moderna la ciencia política se ocupa en las academias de su estudio. Para muchos, el poder tiene razones que la razón no entiende y, en el plano de la política la política del poder, se confunde con el poder de la política.
François Gérard Georges Nicolas Hollande, ejerció del 2012 al 2017, como Presidente de Francia, tras una larga carrera política que lo llevó al puesto de Primer Secretario del Partido Socialista Francés durante once años (1997 al 2008), Alcalde de Tulle (2001-2008), así como Presidente del Concejo General de Corrèze, del 2008 al 2012. También fue, en su juventud, asesor del Presidente François Mitterrand en 1981.
Un año después de culminado su periodo presidencial, Hollande publica su libro Les leçons du pouvoir, en el que a lo largo de 18 capítulos, repartidos a lo largo de 409 páginas, brinda a los lectores sus confesiones sobre las experiencias políticas y humanas, de sus acciones, decisiones, reacciones, vacilaciones, negociaciones, -casi cotidianas- a lo largo de su permanencia de cinco años en el Eliseo. No se priva de detallar las razones que lo llevaron a no presentarse a la reelección, así como las complejas y sinuosas relaciones que mantuvo con su Ministro Emmanuel Macron, quien fuera su asesor, luego su Ministro y, finamente, su sucesor en la silla presidencial.
Para algunos, la obra es “Un documento raro sobre el ejercicio del poder que todo ciudadano y todo lector curioso de la experiencia humana de los grandes dirigentes leerá con pasión”.
Tempranamente, desde la introducción, el autor nos brinda las lecciones del poder ejercido en medio de una multiplicidad y diversidad de crisis internas e internacionales. No vacila en afirmar que: ”El realismo sin proyecto es una renuncia pero, el ideal sin acción es una abdicación”
Afirma con claridad meridiana que, el presidente francés parece más bien “un monarca electo, encuadrado por un protocolo estricto que obedece a reglas inmutables”. Para él, “una presidencia “normal” no es una presidencia banal, puesto que exige -dentro de las circunstancias graves y en la dureza de los tiempos de siempre-, guardar la sangre fría, hacer prueba de sapiencia y de velar por la cordura para mantener a todo precio la unidad de la nación...”
Deja claro que quienes ejercen la presidencia “deben siempre comprender que el poder no es una propiedad, un atributo, un privilegio.”