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- 02/11/2024 17:25
Las sobrinas del mariscal y Panamá
El 9 de diciembre de 1824, con la victoria de Ayacucho se consuma el fin del dominio español sobre Sudamérica. Por este triunfo, Antonio José de Sucre recibe el grado de mariscal. Seis años después, en Berruecos, morirá asesinado víctima de las intrigas políticas que jaquearon el bolivarianismo.
Setenta y nueve años más tarde, dos de sus descendientes y tres de sus sobrinos bisnietos recibirán el soporte monetario peruano como expresión de un homenaje real a su memoria, acción articulada desde Panamá.
Cecilia y Estela Sucre se declararon sobrinas del mariscal de Ayacucho y debido a su avanza edad solicitaron, mediante una carta fechada el 8 de setiembre de 1908, una pensión de gracia que les permita pasar con decoro su ancianidad hasta el momento de su muerte. La carta la dirigen a Federico Pezet, enviado extraordinario y ministro plenipotenciario del Perú en Panamá (Archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores, Caja 590, File 12, año 1909, doc.104, of. 86 del 27/6/1909). La genealogista boliviana Moreno de Rojo (1996) efectuó un amplio estudio de la familia de Antonio José de Sucre desde 1590 hasta 1830 ubicando a sus antepasados en el señorío de Preux au Bois, al norte de Francia. La investigación de Moreno arroja importante información sobre el padre del mariscal, Vicente de Sucre y García de Urbaneja, “como Prócer de la Independencia venezolana [...] cuando triunfó la República, ocupó importantes posiciones tanto en el ejército como en el nuevo gobierno, ejerciendo el cargo de gobernador de la Fortaleza de Guayana y comandante general del Bajo Orinoco. Contrajo matrimonio con doña Manuela de Alcalá Sánchez Vallenilla y Sánchez de la Torre, perteneciente a una de las familias más distinguidas de Cumaná. Al morir su esposa en 1802, se casó con doña Narcisa Márquez y Valenzuela, parienta de su primera esposa, quien fallece en 1814”.
Así, Antonio José tuvo ocho hermanos del primer matrimonio de su padre y nueve del segundo. La descendencia de sus hermanos Sucre Alcalá acabó por vicisitudes de la guerra, las epidemias, la política y no superó la década de 1860, mientras que los Sucre Márquez evadieron su luctuoso destino alcanzando a terminar el siglo. De hecho, Cecilia y Estela fueron las hijas solteras de José Manuel, hermanastro del héroe de Ayacucho.
El 3 de febrero de 1895, Venezuela conmemoró el centenario del nacimiento de Sucre, ocasión en la que el diputado José Yrigoyen Canseco, delegado peruano designado para asistir a tales ceremonias, tomó contacto por primera vez, en Caracas, con las hermanas Cecilia y Estela gracias a una entrevista que propició el coronel estadounidense McGill estacionado en Panamá. McGill e Yrigoyen eran amigos de Pezet, quien desde el 30 de enero de 1909 era el máximo representante diplomático peruano en Panamá (MRE, Caja 590, File 12, doc. 24, 1909) concurrente ante El Salvador, Costa Rica, Honduras, Nicaragua y Guatemala desde febrero de ese año (MRE, Caja 590, File 12, año 1909, doc. 28). Además, con ocasión del 88 aniversario de la Independencia del Istmo de la dominación virreinal, obsequió una carta autógrafa de Sucre al Cabildo Municipal (MRE, Caja 590, File 12, doc. 198, 1909). Es así como -y debido a que en ese momento solo se contaba en Caracas con un cónsul- este caballero peruano recibe el encargo de canalizar la petición de ambas hermanas desde tierras panameñas.
Ellas vuelven a escribir el 16 de marzo y el 27 de mayo, entretanto, el señor Basombrío, secretario del presidente Leguía, responde a las hermanas el 7 de abril de 1909 informándoles que las pensiones de gracia las aprueba el Congreso peruano y que están trabajando en ello (MRE, Caja 590, File 12, docs.105-112, 1909). Las hermanas se impacientan y acusan a Pezet de inacción. Este se defiende informando al canciller de todo lo actuado y explicando su proceder a las propias Sucre. Infortunadamente, Cecilia y Estela fallecieron antes de recibir el estipendio peruano.
El interés peruano por los descendientes de Sucre no acabó con la muerte de sus sobrinas Cecilia y Estela, porque el 24 de enero de 1925 se promulgó la Ley 5014 donde se decreta que los tres sobrinos bisnietos del mariscal de Ayacucho, “Raúl Nelly, Josefina y Yolanda Sucre y Sucre, sean educados por cuenta del Gobierno del Perú, en Europa, debiendo proporcionar las pensiones respectivas por el tiempo que demande la educación de los citados menores, en el lugar que escojan los padres”. El documento fue firmado por el presidente del Senado, Guillermo Rey, el presidente de la Cámara de Diputados F.A. Mariátegui, y promulgado por el presidente del Perú, Augusto B. Leguía. Pocas naciones pueden presentar ejemplos como este de compromiso y agradecimiento hacia quienes sentaron las bases del sistema republicano latinoamericano.