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- 29/09/2023 00:00
Literatura oral panameña
La palabra “bajeza” se refiere a lo indigno, despreciable y “soquete o zoquete”, etimológicamente deriva del francés socquette y entre las acepciones está la de, persona con dejadez, que no entiende nada de lo que se le explica.
Para nosotros los interioranos, el significado tal vez no es tan directo o fuerte y así nos referimos al individuo con estas características, como 'bajuno', soquete o 'fantasioso'.
Todo parece indicar que, en parte se debe al constante deseo del individuo de ser mejor que los demás, de sobresalir muchas veces sin méritos suficientes o porque ha tenido la oportunidad de viajar, especialmente a EE.UU., de donde trae consigo una serie de expresiones extrañas al hablar, que pueden ser propias del inglés, pero que se van desarrollando y distorsionando en nuestro medio, con lo que nos queda en nuestro idioma español, un ambiente de mediocridad, muchas veces hasta vergonzoso, utilizando términos que no alcanzan aún, el grado de anglicismo.
Vemos con pena, como cada día la forma de hablar y de expresarse del panameño se transforma, pudiéndose expresar en inglés claro o español correcto.
Recuerdo con nostalgia que los niños leíamos paquines, en vez de cómics, los estudiantes hacíamos murales o carteles y hoy lo que hacen de tareas, son pósters. Comemos sándwiches hamburguesas o Hot Dogs, en reemplazo de los famosos emparedados de “La Puñalada”, La Inmaculada o del Boulevar Balboa. Los repartos de cine que esperábamos para ver qué nuevas películas venían para nuestro país, hoy son los 'tráileres' y 'castings'.
Este país ya no es el mismo: hoy día es más “sofisticado” y moderno, aseguran algunos. Recuerdo las insignias que comprábamos los institutores, pequeñitas con las iniciales IN y que orgullosos portábamos; resulta que ahora se llaman pin. Las comidas que llevábamos en portaviandas, hoy son 'lunchs' y se llevan en 'tupper-ware'. Las aclaraciones que antes se hacían “cara a cara”, hoy se dirimen, face to face.
No es lo mismo decir chicharrón que bacon, aunque tengan la misma cantidad de grasa y provengan del mismo puerco o cerdo, ni es lo mismo decir sala de espera o vestíbulo que hall o lobby. Dejamos de tener sentimientos, porque ahora todo es feelings. No compramos boletos para asistir a un espectáculo sino tickets. En lugar de acampar nos vamos de camping y cuando nos resfriamos o tenemos rinitis alérgica, no nos limpiamos los mocos con el tradicional pañuelo de tela que a cada hombre nos enseñaron a llevar consigo, sino con kleenex. Pasaron a la historia los delicados pañales de algodón, porque los niños pequeños y los abuelitos pasados de edad, utilizan pampers.
Esos cambios en el lenguaje panameño han influido en nuestras costumbres y en algunos casos han mejorado nuestro aspecto personal; por ejemplo las mujeres ya no usan blúmer o “carsonarios”, sino panties; no utilizan toallas sanitarias porque prefieren utilizar kotex o tampax y los hombres no utilizamos calzoncillos, sino eslips o joqui. Las toallitas para limpiar los bebé hoy se les llama wipes. El hombre moderno ya no corre, porque correr es de pendejos, pero hace footing. No estudia, pero hace máster y nunca consigue estacionar su carro, pero siempre encuentra un parking disponible.
El tradicional mercadeo ahora es el marketing; el autoservicio, es self-service; el escalafón, de los maestros, bomberos y policías hoy día es el ranking y el representante de un artista o deportista es el mánager. Los personajes importantes son vips, los auriculares son headphones. A los puestos de ventas se les llama stands; a las niñeras baby-sitters y, o nannies; los ejecutivos son yuppies.
En la oficina, los gerentes son CEO y parece que nadie trabaja, desde el jefe para abajo todos están siempre en meeting o brain storms y casi siempre con él o la public-relations, mientras la assistant envía los e-mail y organiza los training. La gran mayoría de los empleados de alto y medio rango no van al gimnasio sino al gim de la empresa. El aperitivo de ayer dió paso a los cocktails, que se toman en los roof tops, antes conocidas como terrazas.
No es extraño escuchar en la jerga de la oficina moderna, que se utilice en la interacción de un sistema formal informático, de un computador u ordenador, a los que hoy se le llama computer, las palabras software y hardware.
Los programas televisivos que se presentan en las mañanas no son otra cosa que magazine, no son programas como tal porque casi no colocan anuncios, sino spots. No podemos dejar sin mencionar, que a los afeminados u homosexuales, ahora les llaman gay.
Realmente, no sé si todo lo recopilado en este modesto artículo, algunas personas lo consideran “basura” o realmente todo esto y lo que faltó, tiene algún valor real que pueda, enriquecer nuestra cultura y nuestro idioma, de tal forma que podamos, despojarnos del complejo, que venimos arrastrando desde otros tiempos y nos expresemos en un idioma moderno y actual que nos permita avanzar como sociedad civilizada y sobre todo actualizada.