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- 16/11/2022 00:00
'Llegó la hora de cambiar', Petro
Esa es la primera oración de su programa de gobierno. Con esa frase se pisa fuerte y marca de manera clara el rumbo hacia donde quiere guiar el país. Sus propuestas mezclan una gran dosis de pragmatismo y romanticismo, sobre todo, buscan marcar el norte al país que estuvo -fundamentalmente los últimos 4 años- sin rumbo claro.
Así que, el gran reto en el corto plazo es no frustrar las expectativas creadas en la campaña que le llevó a ganar la Presidencia, lo que le obliga a tener éxitos tempranos, pues el tiempo corre y, ya se fueron 100 días.
No hay dudas de que políticamente ha logrado interesantes avances, pues priorizó la reforma tributaria y eso lo llevó a entablar negociaciones con los principales partidos y obtener el respaldo necesario en el Congreso para su aprobación, con el objetivo de recaudar más de 20 billones de pesos -unos $4200 millones de dólares- buscando financiar programas sociales para erradicar el hambre y reducir la pobreza.
Según cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas -DANE-, hay cerca de 6 millones de personas con ingresos que no superan los 40 dólares mensuales, lo que impide tener acceso a una alimentación suficiente y saludable. Sumado a lo anterior, calculan que más del 39 % de la población nacional, es decir, más de 19,6 millones de ciudadanos están en pobreza monetaria, según la línea trazada por el propio DANE.
La reforma también busca desmontar los tratamientos tributarios preferenciales de los cuales se han beneficiado los grandes capitales y conglomerados económicos del país, tratando de alivianar la carga de las clases de menores ingresos y que el mayor peso recaiga sobre los más pudientes.
Otro reto, no menor, es poder firmar acuerdos de Paz con grupos armados ilegales en el país. Lograr esos acuerdos permitiría seguir avanzando en la construcción de una Paz duradera y cerrar heridas que dividen a los colombianos. Camino despejado, con la aprobación de la Ley 2272 que prorroga la Ley de Orden Público (418/97), denominada “Ley de Paz Total', la cual permite, entre otras cosas, que el Ejecutivo negocie con los grupos armados ilegales del país.
Por otro lado, para combatir la pobreza, la inequidad y profundizar la Paz, el Gobierno del presidente Petro plantea hacer una reforma agraria, tema que durante décadas ha sido motivo de la violencia por la concentración de tierras en pocas manos. Esto ha llevado al Gobierno a hacer acuerdos con la Federación de Ganaderos, Fedegan, por la compra de 3 millones de hectáreas de tierras, para ser entregada a pequeños agricultores y ganaderos.
En un país donde, por 200 años, cohabitaron y se distribuyeron el poder entre liberales y conservadores, que llegara al poder un presidente de izquierda, como Petro, es un cambio. Sin dudas, los tres puntos anteriores -la reforma tributaria para combatir el hambre, la pobreza y mayor equidad fiscal; fortalecimiento de la Paz; y la reforma agraria- además de tener un claro hilo conductor que los une y se refuerzan entre sí, también es una declaración fuerte y clara de que llegó la hora del cambio.
Dos enfoques más del Gobierno de Petro que están rompiendo paradigmas son, unirse a la lucha contra la crisis climática mundial, y el cambio de estrategia para combatir el narcotráfico, planteando enfoques pragmáticos, en ambos temas; buscando hacer cosas distintas para tener resultados distintos.
Dentro de ese pragmatismo es claro que Colombia y Venezuela están irremediablemente unidas; ambos países fueron parte de la Gran Colombia y seguirán siendo vecinos por siempre; así que, el presidente Petro le dio un vuelco a la política exterior y bajo el argumento de que “… es antinatural y antihistórico que Colombia y Venezuela estén separadas...” restableció relaciones diplomáticas entre ambos países.
Ahora bien, a 100 días de instalado el nuevo Gobierno no han designado a casi la mitad de los cargos para el manejo del Ejecutivo -viceministros, directores generales, directores de entes descentralizados, etc.-. Esto sumado a que algunas áreas neurálgicas -como departamentos de comunicaciones en varios ministerios e instituciones- el personal que está al frente de las mismas viene del Gobierno del expresidente Duque, lo que ha provocado dispersión en los mensajes, así como innumerables errores que comienzan a minar su credibilidad.
Los resultados en términos reales, para la gente, aún no se ven, aunque, ha avanzado en afianzar las bases para producir esos cambios enunciados. Lastimosamente, la estrategia comunicacional no es asertiva ni eficiente; corriendo el riesgo de perder respaldo de la ciudadanía.
Adicionalmente, en unos meses -octubre del próximo año- deberá enfrentar unas elecciones regionales a las que pudiera llegar debilitado en caso de que el cambio no sea suficiente para llenar las expectativas creadas en el pueblo colombiano.