• 06/06/2022 00:00

Un lustro de beneficios compartidos China-Panamá

Han transcurrido cinco años desde el establecimiento formal de relaciones diplomáticas entre China y Panamá, un acontecimiento derivado de vínculos tradicionales, dos pueblos inmersos en un proceso de maduración histórica, que ha fortalecido la construcción de un destino común, tanto de prosperidad como de enriquecimiento cultural.

Han transcurrido cinco años desde el establecimiento formal de relaciones diplomáticas entre China y Panamá, un acontecimiento derivado de vínculos tradicionales, dos pueblos inmersos en un proceso de maduración histórica, que ha fortalecido la construcción de un destino común, tanto de prosperidad como de enriquecimiento cultural.

El espíritu de laboriosidad de los pioneros que llegaron en el siglo XIX a la construcción del primer ferrocarril interoceánico del mundo, y las posteriores obras del Canal de Panamá fueron los cimientos que forjaron la comunidad china panameña, que entusiastamente ha venido contribuyendo al desarrollo social y económico del país.

Como primer egresado panameño de la Universidad Marítima de Dalian, siento el ineludible deber de compartir con las nuevas generaciones la experiencia con la oportunidad que tuve de formarme en un país, con la disciplina del confucionismo, donde hoy día se educa una cuarta parte de la población del mundo. Agradecido con retribuir modestamente a mi país, el compromiso de incentivar a nuevas generaciones de panameños para que aprovechen las becas de estudios en universidades chinas, que tras su culminación, serán profesionales que vendrán a fortalecer el desarrollo social y económico de nuestra nación. Uno de los fines supremos de nuestra asociación (APPECHI).

El balance de un lustro de relaciones entre nuestro país, es una historia que no termina de escribirse, sustentadas en el respeto mutuo y en el interés de fomentar el comercio y la cooperación entre socios estratégicos. Sobre todo ya que China mantiene una presencia económica destacada en las relaciones internacionales, gracias, en particular, a su capacidad industrial y comercial que es de beneficio para nuestra actividad interoceánica y servicios de logística portuaria.

Si tomamos en cuenta su gestión de la pandemia, una experiencia que demostró su habilidad a la hora de movilizar recursos con rapidez y efectividad en su cooperación sanitaria en África y América Latina, en el transcurso del año recuperó su ritmo y v a estar presente en los titulares de los medios de comunicación por su innovación tecnológica, y los avances en varios acuerdos comerciales, no solo de inversiones con la Unión Europea-China, sino su asociación estratégica China-CELAC y la creación de la Asociación Económica Integral Regional (RCEP).

En el ámbito bilateral, ha sido un proceso de maduración de las relaciones comerciales desde 1997, cuando se establecieron las Oficinas de Desarrollo Comercial entre los dos países, una trayectoria de veinte años, que nos recuerda el pragmatismo de Deng Xiaoping, en el sentido, que para cumplir los objetivos de largo plazo es importante construir el camino con paciencia. Ello ha permitido el progresivo posicionamiento comercial entre nuestros países, gracias a nuestra condición estratégica de eje del tránsito marítimo, movimiento logístico, almacenamiento y distribución de mercancías desde la Zona Libre de Colón y desde nuestros eficientes puertos.

Un momento que ha llegado para ambos países, unidos en las coincidencias para lograr el desarrollo socioeconómico, alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible, controlar la pandemia y reactivar las economías bajo el principio de beneficios compartidos. Una oportunidad histórica para encaminar los intereses y la cooperación multisectorial que aparecen refrendados en los acuerdos que robustecen nuestras relaciones.

La visión estratégica de la diplomacia panameña en las relaciones con China es acertada, pues sigue abriendo espacios, mejorando el ambiente de negocios para atraer inversiones al sector marítimo y hacia una red de distribución de productos ensamblados para la región, propósitos que siguen firmes, tal como se ratificó en el reciente encuentro en China con el consejero de Estado y canciller, Wang Yi.

En Panamá, los inversionistas tienen las garantías de nuestro régimen jurídico para las inversiones en diversos ámbitos de la economía, tales como telecomunicaciones, marítimo-portuarias, energía y construcción. Mientras que nuestro sector agropecuario despegó con exportaciones triplicando cifras de años anteriores gracias a las ventas al gran mercado asiático, confirmando con ello la confianza y seguridad en relaciones inspiradas en el principio de ganancias compartidas.

Sería interesante en la agenda bilateral comercial panameña una evaluación del respaldo con facilidades financieras hacia una genuina cooperación e inversiones en proyectos estratégicos, así mismo brindarnos una invitación a incursionar en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), donde tendríamos acceso directo a 21 economías que representan el 40% de la población global, el 60% del PIB mundial y el 48% del comercio global.

Por lo tanto, el 13 de junio de 2017, será una memorable fecha que marcó el reinicio de nuevas relaciones chino-panameñas, que no fueron consecuencia de una carrera de velocidad sino de resistencia, dos pueblos y gobiernos que elevaron las mismas a un tema de Estado. En estas condiciones, el sector público, como facilitador, garantiza la participación del sector privado para fomentar el intercambio comercial, inversiones conjuntas en proyectos de desarrollo y la ampliación de un atractivo mercado a nuestras exportaciones. Con estos hechos se confirma que nuestro país dejó de estar de espaldas a la historia y no está dispuesto a ser un simple espectador de los acontecimientos económicos regionales y mundiales.

Presidente de la Asociación de Profesionales Panameños Egresados de China (Appechi)
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