• 09/02/2010 01:00

Cuídate cuando los malos te defienden

Insisto. El modelo de comportamiento político que, con tanta vehemencia algunas individualidades dicen defender en aras de la “instituci...

Insisto. El modelo de comportamiento político que, con tanta vehemencia algunas individualidades dicen defender en aras de la “institucionalidad”, está agotado. ¿Qué estamos, entonces, debatiendo? ¿El modelo “institucional” agotado o el método que el actual Gobierno viene aplicando, a su buen entender, para enfrentar esa realidad?

Por nuestro propio origen, por nuestras tradiciones y sicología, aumentadas por el desplazamiento de la política hacia un nuevo mundo de profundos cambios, a la clase política panameña le ha costado entender, siempre y a su debido tiempo, lo que ocurre a su alrededor. Hemos dependido muchas veces de los acontecimientos externos, para poder llegar a conclusiones sobre lo que vivimos a diario. Sí tenemos una ventaja que, aunque tarde, cuando finalmente lo entendemos o nos quedamos sin opciones, entonces, no hay quien nos pare.

Este es un comportamiento típico de jóvenes naciones con instituciones frágiles. Sabemos que hay una crisis en la aplicación de la justicia. Una justicia que ha acumulado cientos de denuncias, inclusive a nivel internacional, de corrupción, de privilegios, de penetración del crimen organizado, de impunidad de los poderosos. Una justicia sin justicia. Todavía no he escuchado a ninguno de los sabios que emergen de lo profundo de su mundo impoluto cada vez que alguien mueve el tablero, usar la oportunidad para discutir sobre lo que realmente ocurre. ¿Por qué en aras de la “ institucionalidad ” tenemos que salir a defender lo que hace apenas unos meses denunciábamos y condenábamos? ¿Por qué obviamos la necesidad de discutir un cambio real en el sistema de justicia?

Claro, ese es un tema que toca abordar inicialmente al Gobierno. En ese sentido, a la sociedad y sus organizaciones toca el papel de fuerza de presión para empujar la situación a una discusión integral de eso que se ha agotado. Por eso no comparto el método del Gobierno. Por ser parcial y excluyente y no porque no sea necesario hacerlo. Ese método dificulta una verdadera comprensión de las decisiones gubernamentales por parte del pueblo. Pueblo descreído y lleno de desesperanza, que siente que todo lo que ocurre es para quitar a un grupo de privilegiados de un escenario y ganar ese espacio para sí mismo.

A mi generación nos educaron con un método para abordar los temas de nación. Temas que atañen a todos los que vivimos en este país. Las soluciones de Estado, para que sean perdurables, deben basarse en el método de la consulta, de la discusión y del consenso con toda la sociedad. O sea, sobre lo que ha madurado, sobre en lo que hay conciencia de la necesidad del cambio.

Tampoco hay que ser ingenuos. Cuando haces una movida de esa profundidad en el ámbito de la administración de una justicia en crisis, está claro que se tocan poderosos intereses que han acumulado en el tiempo un impresionante control. Por eso debemos diferenciar los temas en discusión, para no hacer el papel de tontos de pueblo. Una buena parte de la defensa a la “ Institucionalidad ” en el caso de la Procuraduría responde a esos intereses que se sienten serán desplazados de sus cómodas posiciones en el control de la justicia.

No todos los empresarios y abogados son responsables de esa crisis, pero para sobrevivir, han tenido que manejarse en ese escenario de impunidad. Bien, este es el momento, la oportunidad, para promover un verdadero movimiento de adecentamiento de la Cosa Pública. Igual pienso del movimiento social, que debe asumir un papel más independiente en función de la justicia reclamada y jamás reconocida.

*Miembro del PRD.rvasquezch@cwpanama.net

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