• 26/08/2014 02:01

Miedo al futuro

¿Qué mundo será el futuro? ¿Un mundo enfrentando los problemas ya heredados de agua, medioambiente, energía, calentamiento global

Yo nací el año en que se detonaban las primeras bombas atómicas. Recuerdo que para los años sesenta empezábamos a oír de la posibilidad de una guerra atómica, y a ciencia cierta no recuerdo cuándo cambiamos el temor a una guerra nuclear. De pronto, empezaron a surgir las potencias con capacidad nuclear y hoy ya más de 10 naciones tienen y manejan armas nucleares. Durante muchos años, en la Guerra Fría y posterior a ella, el temor de que nuestro mundo pudiese acabarse estaba centrado en una guerra nuclear.

Para finales del siglo pasado empezó otra fobia, el tema del calentamiento global y la destrucción de nuestro medioambiente. El hombre está acabando su hábitat, estábamos en una carrera de destrucción que nos llevaría a otra helada mundial y la muerte de la especie humana y animal. Pero, como todavía podíamos sumar más miedos, en este siglo surgió el miedo a que acabásemos con el agua de los ríos y hasta nos asustaron con que la próxima guerra sería por agua, ya no por petróleo.

Honestamente, yo, y creo muchos, pudimos vivir sin mucho temor con esos miedos. Todavía queríamos tener hijos, nietos y biznietos, habrá, decíamos, planeta para rato. El hombre, pensaba yo, tiene muchos recursos para resolver el tema del agua, evitar una guerra nuclear, salvar la naturaleza. Ah, pero ahora, de repente, nos surge un nuevo miedo y este sí me tiene, al menos a mí, altamente preocupado por el futuro.

De pronto, religiones radicales, todas actuando en nombre de su Dios, han decidido que no pueden convivir con otras religiones. Ya la humanidad vivió, a pequeña escala y con armas más personales, algo de esto. Las Cruzadas, ejemplo, fueron un ejemplo donde con una cruz en el pecho se salía a matar sarracenos, garantizado el cielo al cruzado. Pienso que si las Cruzadas se hubiesen dado en el siglo 21 estaríamos bombardeando gran parte del Oriente Medio, China, y tantos otros países, todo en nombre de nuestro Dios.

Resulta que los cristianos superamos ya esa etapa, pero lamentablemente la están pasando ahora los musulmanes extremistas. Su famosa Jihad no es más que el equivalente a nuestras cruzadas, solo que ahora los sarracenos somos los cristianos y judíos. Para ellos, su compromiso es eliminar a todo aquel que no sea musulmán. En un mundo que a estas alturas debería saber convivir en paz respetando todas las religiones y tradiciones, las cosas están peor que nunca. El mundo de hoy muestra una confrontación violenta entre un sector de los palestinos, Hamás, y los israelitas. Lo que para mí resulta increíble es que si ambos coinciden en que Palestina tenga su Estado, ¿cómo no poder acordar un espacio aceptable a todos? Entendiendo que por la fuerza lo único seguro es la muerte de miles y miles de inocentes.

Luego vemos a un grupo agrupado en el califato, ISIS, que ya ha definido su objetivo que es matar a todo el que no profese su religión. Y con esta lucha religiosa vemos involucrados en luchas genocidas en Siria, Irán e Irak. Es cierto que los musulmanes en nuestro continente son moderados, no creen en el extremismo de los que hoy luchan por su causa religiosa, pero es cuestión de tiempo para que nos lleguen a América también de los extremistas y comiencen atentados y ataques internos terroristas.

Entonces. ¿Qué mundo será el futuro? ¿Un mundo enfrentando los problemas ya heredados de agua, medioambiente, energía, calentamiento global y, a la vez, con los peligros del terrorismo religioso en todos los países, unos más, otros menos? ¿Tendrán las próximas generaciones que acostumbrarse al terrorismo? ¿Podrán volar con tranquilidad y preocuparse solo de las condiciones del avión o el mal tiempo, o tendrán que temer un misil, una bomba o un acto terrorista que ponga en peligro a todos los pasajeros? ¿Vivirán con miedo al ir a un centro comercial, al enviar a sus hijos a la escuela, al ir a un teatro o restaurante?

Lo trágico del futuro es que la lucha entre estas fuerzas es a muerte, o los matas a todos, o matarán a todos. No parece poder lograrse compromiso intermedio, no parece posible el repartirse el mundo donde la división sea ahora religiosa más que histórica. Resta solo que de una forma u otra se den reuniones con líderes religiosos y se busque un acuerdo mundial religioso que garantice la continuidad del mundo que conocemos. Si no, el último miedo será efectivamente el último, solo que yo, posiblemente, no vea el final.

*INGENIERO INDUSTRIAL Y ANALISTA POLÍTICO.

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