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- 17/11/2022 00:00
Del 'Estado mínimo' actual, hacia un Estado de Bienestar
El Estado panameño se denomina República de Panamá, en sus primeros 65 años el grupo hegemónico (oligarquía liberal) estableció el concepto -a pesar de la progresista Constitución de 1946- de libertad política, esto es, con el solo hecho de realizar procesos electorales -independientemente de la forma- se garantizaba la libertad.
Sin embargo, con el advenimiento del régimen neoliberal de la plutocracia corrupta y de clientela política, impuesto por la barbarie de la agresión estadounidense -el ejército más poderoso de la Tierra contra un pequeño país de 75 517 kilómetros cuadrados de extensión y de apenas 2 y medio millones de habitantes- el concepto de libertad se ha retrotraido en algo más de 300 años, esto es, para los actuales trogloditas políticos de Panamá, la libertad es “no estar sometido a restricciones y violencia por parte de otros”.
En esta involución ideológica y política del Estado nacional panameño han tenido mucho que ver los tres (3) últimos Gobiernos del otrora partido social democrático torrijista, PRD, hoy trasfigurado en entelequía política neoliberal de la plutocracia corrupta y de clientelismo político que, al abandonar la concepción socialdemocrática de la libertad, la cual consiste en la “capacidad de efectuar ciertas elecciones y de tener abiertas una serie de alternativas reales”; es decir, para la social democracia, la pobreza, la falta de educación de calidad, la falta de “salud igual para todos”, la mala distribución del ingreso, son consideradas como atentatorias de la libertad.
Pero resulta que el neoliberalismo, fecundado por el individualismo Hayekiano, se llevó “en los cachos” el “Estado de Bienestar” keynesiano y, en su lugar han colocado el Estado gendarme del “capitalismo salvaje” y de la egoísta y explotadora “libertad individual”.
De manera que las organizaciones y líderes del pueblo, que se activan en luchas legítimas por “demandas democráticas”, están en la obligación de realizar el salto cualitativo de articular el frente popular capaz de transformar las demandas democráticas en demandas populares y convertirse en un factor real de poder para convocar, junto a otras fuerzas democráticas, la Asamblea Nacional Constituyente para cambiar el actual modelo político que está socavando los cimientos de la República.
¡Así de sencilla es la cosa!