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- 08/04/2009 02:00
“No tengo compromisos con nadie”
La expresión que titula este artículo tuvo origen en la reciente participación del aspirante presidencial, Ricardo Martinelli, en CADE 2009, y que con agrado ha recibido la ciudadanía, pues entiende —seguramente— que ha querido decir que su compromiso es con Panamá; con el pueblo, cuyos intereses pondrá “siempre por delante”, han sido sus palabras.
Puede ser, porque don Ricardo sabe que su camino a la Presidencia de la República ha sido alumbrado por su propio esfuerzo, y el de su partido, perfilándose como el más popular mucho antes de la alianza por el cambio.
Una campaña mediática sin precedentes, contacto con estudiantes, sectores humildes, y de otros niveles, le han ido abriendo amplios espacios en la población panameña. Su ascenso al Palacio de las Garzas — vistas así las cosas — no obedecerá al impulso de los partidos satélites que siempre han girado alrededor de quienes han detentado el poder, con el ánimo exclusivo de chupar la ubre estatal hasta saciar apetitos particulares y de grupo, sino a la tenacidad y perseverancia de quien ha dicho que quiere gobernar para el país, no para quienes esperan servirse del poder público.
Secundado por el partido Panameñista, históricamente fuerte, y por su presidente, Juan Carlos Varela, hoy compañero de fórmula, no hay otra nómina con opción de triunfo. El gobierno agoniza y se desespera, lanzando a su timonel a la palestra política, signo inequívoco de estertores en palacio.
El aura nacional viste esperanzas de cambio, porque éste ha sido ofertado con insistencia, y aguarda impaciente las señales del mismo. Por ejemplo, un gabinete con la representación de los mejores cuadros de la aristocracia profesional, técnica y laboral, que coadyuve a desarrollar un esfuerzo gubernamental que gane credibilidad a la clase política panameña, hoy ultrajada por la despreciable actuación de muchos políticos inescrupulosos. Con un equipo de hombres y mujeres de comprobada honradez, militancia cívica y madurez política, al frente de las instituciones autónomas y semi—autónomas, para que la satisfacción general se exprese al incoar una acción de gobierno que se espera sea diferente.
-El autor es educador y ex legislador.bmejiao@yahoo.com