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- 21/08/2023 00:00
Nuestra conducta general
Siempre me asaltan las dudas cuando un sector de la sociedad, con un sentido altruista e ingenuo de positivismo y, a pesar de todo lo que vivimos, afirma que: “que los buenos son más”, “Panamá es un gran país”, “noble”, etc. La intención de fondo es dejar claro, en principio, que ellos, y tal vez la gente con quienes tienen amistad, no son corruptos y, además, sembrar en el imaginario general que lo que estamos viviendo, evidente y descaradamente, son hechos aislados. Insisto sobre este tema porque no es verdad que los corruptos son los menos, están ellos, sus cómplices y todos los que día a día tratan de ganar espacio torciendo la forma en que se hacen las cosas.
Estamos los que vemos la conducta por hacer lo indebido en hechos muy sencillos: colarse en la fila, pagar para pasar el semestre en el colegio o para elaborar la tesis de grado. Hasta mayo pasado, conductores que transitan por los corredores Norte y Sur sin saldo para pagar el peaje, acumulaban una deuda de cerca de seis millones de balboas, según informó la Empresa Nacional de Autopistas, pero continúan utilizando los corredores. Cosas como esas.
Cito lo que publicó La Estrella de Panamá el pasado lunes 14 de agosto de 2023 sobre el partido de fútbol, un día antes, entre el San Francisco FC y el Atlético de Chiriquí: “el estratega británico-panameño, sir Gary Stempel, lanzó fuertes declaraciones sobre el tema de amaño de partidos y acusando fuertemente al equipo chiricano sobre este asunto. (…). 'Vimos a un Chiriquí diferente, ¿no crees?', fueron las primeras palabras del técnico del San Francisco. `Fue un partido amañado...'. La liga ya no tiene credibilidad y hoy contra nosotros sí juega un partido como debe de ser”.
Días después, el presidente de la Federación Panameña de Fútbol, Manuel Arias, dijo a los medios de comunicación que: “Nosotros (Fepafut), desde hace dos años y medio, estamos combatiendo este tema (amaños de partidos) y no vamos a parar” (...) y agregó que “para hacerle frente a este tema hace dos años se creó una Oficina de Integridad en la Fepafut y ésta trabaja junto a una fuerza de tarea conjunta, que la conforman la Fepafut, FIFA y el Ministerio Público de Panamá (Fiscalía)”.
Otro asunto que está sobre el tapete tiene que ver con el Contrato Minero que espera ser discutido en la Asamblea Nacional próximamente. Examinado a fondo por decenas de expertos en diversos asuntos que el mencionado contrato toca, las señales de corrupción llevan a conductas tan bajas que muchos de ellos, muy indignados, señalan como traición a la Patria lo que el Gobierno pretender ceder por decenas de años a la empresa minera internacional.
Porque somos como somos y nos conocemos, hay pocas dudas, pocas son las especulaciones y más las afirmaciones sobre la venta de conciencia por el beneficio personal o de grupo, si es que los involucrados que tienen que ver con proteger los asuntos de la Nación, lo han tenido en algún momento.
Esos y cientos o miles de ejemplos cotidianos que han acabado con nuestra capacidad de asombro, son señales de “corrupción arraigada” o “endémica” a que se refiere la nota del secretario de Estado de los Estados Unidos, Antony Blinken, cuando informaba que el ex presidente de la República de Panamá, Juan Carlos Varela es “inelegible para entrar a Estados Unidos por su participación en actos de corrupción significativa”.
El sociólogo político Larry Jay Diamond, destacado académico contemporáneo en el campo de los estudios de la democracia y miembro principal del Instituto Freeman Spogli de Estudios Internacionales, principal centro de investigación sobre temas internacionales de la Universidad de Stanford, dice que: “La corrupción es un cáncer que carcome la fe de los ciudadanos en la democracia, disminuye el instinto de innovación y creatividad; presupuestos nacionales ya ajustados, desplazando importantes inversiones nacionales. Desperdicia el talento de generaciones enteras...”.
No existen candidatos para las próximas elecciones que seriamente quieren o pueden atender de raíz nuestra naturaleza; que se enfoque en las correcciones estructurales para avanzar la causa de la Nación por senderos más transparentes que brinden seguridad y prosperidad. Esta sociedad está condenada a vivir consigo misma, si no nos brindan fórmulas convincentes, decididas y funcionales de cómo corregir nuestra conducta general.