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- 15/05/2023 00:00
La nueva lucha de Victoriano Lorenzo
En el proceso de formación o robustecimiento de la identidad de una nación, una clase social, una etnia, la existencia de símbolos que fomenten un sentimiento de pertenencia a alguna o a todas estas agrupaciones sociales, resulta una condición “sine qua non”. Los símbolos pueden ser fechas históricas, pero también, un objeto, un canto… hasta una persona (generalmente fallecida), en fin, todo lo que evoque la razón de ser del grupo, su origen, pero más aún su norte, de lo contrario, sería un agrupamiento humano tan desorientado como una veleta que apunta hacia donde el viento le sople.
He aquí el papel de los héroes y heroínas en la consolidación de la identidad de una agrupación social como las mencionadas anteriormente. Para las clases sociales conservadoras, nutridas de las actividades vinculadas al transitismo, este era el sentido de tener en su lista de héroes a un personaje como el tal Vasco Núñez de Balboa, indudable expresión de coloniaje, machismo patriarcal -era conocido por su homofobia al tirarle sus perros de caza tanto a indígenas “rebeldes” como a los homosexuales-, pero para este grupo, un símbolo en la historia de la conformación de una nación basada en la idea del aprovechamiento del tránsito, aun a costa del sacrificio del pueblo istmeño. Esto, por cuanto fue el primero que abrió al mundo (imperial) la utilización de nuestro territorio como una franja del tránsito mundial, para beneficio de cualquiera, menos de nuestro pueblo.
En efecto, Vasco Núñez de Balboa -entre otros personajes antipopulares- es el Barrabás que los clanes económicos beneficiados con la separación de Colombia prefirieron enaltecer como uno de los símbolos de una nación volcada hacia una economía y sociedad transitista.
A contrapelo, en su lista de héroes no podía incluirse jamás a alguien que velaba más por el pueblo que por el “pro mundi beneficio”, como es el caso de la figura de Victoriano Lorenzo. Sin embargo, luego de varios intentos durante el siglo XX, se incorpora en la lista de nuestros héroes, quien viene a representar un símbolo para nuestra nación (soberanía), para la etnia indígena (descolonización) y para la clase social de trabajadores del campo (apropiación de lo que producen y ejercicio de sus derechos).
No obstante, los herederos de los clanes que se jactaron de eliminarlo física y simbólicamente, aún cuando ya aparece en los textos de las narrativas históricas escolarizadas, han procurado que pierda su significación histórica. Los grupos conservadores “pro mundo beneficio” que han controlado los aparatos burocráticos del Estado, por un lado, no logran borrar de la memoria la figura de este héroe popular, pero por otro lado, producen hoy las mismas razones de fondo por las cuales luchó Victoriano, pero manteniendo a este como un símbolo vacío que no sea capaz de trasladar su ímpetu de liberación a las generaciones actuales.
Como nos narra el colega Porfirio De Cruz (Rev. Tareas, mayo-agosto 2003), Belisario Porras crea entre 1913 y 1915 un instrumento legal para segregar globos de terreno que daban en propiedad a desposeídos por latifundistas de los que quería erradicar su tierra Victoriano Lorenzo. Y fue por 1913 que Porras entregó tierras de la Reserva Indígena de Coclé que benefició a 6000 personas. No puede ocultarse que Belisario Porras, actualizó, dentro de sus concepciones liberales y limitaciones históricas, la razón de ser de la lucha de Victoriano. Algo parecido hizo el general Omar Torrijos, con la ejecución de la “Reforma Agraria” y la creación de empresas asociativas campesinas que reivindicaban el acceso a la tierra, como reclamaba Lorenzo en vida.
Hoy, nuevamente se les niega a las clases trabajadoras ya no solo del campo, sino de las migrantes rural-urbanas, a las que tal condición las obliga a ocupar de manera informal y desordenada tierras en Panamá Oeste y Panamá Este, para tener acceso al derecho a un predio para habitar.
La razón de lucha de Victoriano, también se hace vigente, frente a las acciones que generan pérdida de soberanía como nación y como clase trabajadora, producidas por el polémico contrato con la Minera Panamá, otra vez, expresión de “Pro mundi beneficio” en la figura de transnacionales mineras. He aquí, frente al extractivismo minero metálico de gran escala, frente a la negación de tierras a trabajadores en Donoso o en Puerto Armuelles o en Panamá Oeste, la nueva lucha de Victoriano Lorenzo.