• 27/12/2017 01:03

¿Y qué podemos hacer ahora con la ingrata OCDE?

En los últimos dos años, Panamá ha cedido demasiado ante quienes nos atacan y de nada ha servido

Después de los mal llamados Panama Papers, el Gobierno decidió que había que salir de las listas grises o negras a cualquier precio y se abocó en un camino sin retorno a cumplir con casi todo lo que se le pidieran a Panamá.

Algunas personas aplaudieron esta medida, asumimos aquellos que piensan que de la mano de la OCDE a Panamá le irá mejor, pero otros hemos advertido que ese nunca ha sido el camino a seguir, ya que la historia ha demostrado que ceder sin presentar lucha nunca es bueno, y menos con la OCDE, porque está harto demostrado que este organismo es un monstruo insaciable con el que nunca se queda bien, pues sus intereses NO SON LOS NUESTROS y lo que es bueno para ellos no lo es ni lo será para nosotros.

Pero ya esto es historia o clavo pasado.

Hoy, Panamá está peor que cuando comenzaron los ataques en su contra y lo más grave es que el panorama, de cara al futuro, tampoco luce muy halagador. Esta realidad, sin embargo, le podría dar motivos a Panamá para que justificadamente cambie el rumbo en ese camino sin retorno a los infiernos fiscales o que, al menos, detenga el carro hasta que venga otro chófer.

¿Qué podríamos hacer?... Se me ocurren algunas ideas:

1. Suspender la discusión del anteproyecto de ley que adiciona el capítulo XII, ‘Delitos contra la hacienda pública', al título VII del Código Penal.

De esta manera estaríamos deteniendo la aprobación de leyes que nos vienen impuestas y no han sido generadas en virtud de un debate interno propio.

2. Eliminar la aplicación de los acuerdos de suministro de información, (se les llama equivocadamente ‘de intercambio') hasta tanto los países de la OCDE bajen sus abusivas tasas fiscales.

En este punto, Panamá podría voltear la tortilla y dejar en evidencia la abusiva política de la OCDE. Además de presentar una contrapropuesta de negociación que el resto del mundo, y el mercado, escuchara con atención, ya que es legítima.

Esto es así.

‘¿Por qué debo yo, Panamá, darte a ti, OCDE, información de tus ciudadanos cuando vienen a mí para buscar protección de ti como infierno fiscal abusador?… Hagamos algo, baja tus tasas impositivas y equipáralas a las mías, y yo te doy la información. ¿Te parece?'.

Es decir, que si los países de la OCDE establecen su tasa del impuesto sobre la renta en 30 % o menos, Panamá estaría anuente a suministrar la información, pero si es más del 30 %… PUES NO.

El punto central aquí es que Panamá ejerza su soberanía como país libre, al menos, condicionando el suministro de esta información.

3. Buscar alternativas para no ser tan dependientes de las corresponsalías bancarias.

3.1) Gestionar una oficina del banco nacional de Panamá en Miami o Nueva York.

Esto sería un paso concreto y muy firme para buscar una salida a la espada de Damocles que representan los bancos corresponsales para nuestra economía.

Sabemos de antemano que esto no es sencillo, y que nos la van a poner muy difícil, pero tampoco es imposible, si el BNP abre una oficina en EUA, Le podría dar el servicio de corresponsalía a TODOS los bancos de nuestra plaza y eso nos quitaría de encima el punto de presión que más nos afecta y donde más débiles somos. Y también, el BNP podría ser el banco donde la Autoridad del Canal de Panamá tenga sus fondos.

Es decir, que les podríamos decir a CITIBANK o al que sea que tenga esta cuenta: ‘Señores, gracias por sus servicios prestados'.

3.2) Orientar nuestro sistema bancario lo más rápido posible a la plataforma BLOCKCHAIN.

Este sistema, en resumen, permite hacer movimientos de dinero, de banco a banco, sin necesidad de bancos corresponsales.

Es una realidad innegable, que llegará a todos los mercados financieros junto con otros adelantos tecnológicos y Panamá debe dar pasos agigantados buscando ser pionero en este tipo de plataformas.

Seguramente hay más cosas que podríamos hacer, no lo sé, pero el punto aquí es que Panamá no puede seguir con esta política timorata de ceder y ceder sin medir lo que será de nosotros en unos años. En los últimos dos años, Panamá ha cedido demasiado ante quienes nos atacan y de nada ha servido.

Un cambio de postura de Panamá y un contraataque, con respeto y propuestas, nos puede poner de vuelta en el mapa con la dignidad en la frente y eso lo verá el mundo y, obviamente, el mercado.

Hasta ahora, las gestiones de la OCDE en contra de Panamá le están dando resultado y nos tiene en cuidados intensivos, pero aún no estamos muertos, y mientras haya vida, hay esperanza.

Por favor, regalémonos, ahora, para fin de año o para el Día de Reyes, un cambio de política exterior.

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