Integrantes de la caravana migrante en el estado de Chiapas, en el sur de México, denunciaron este jueves 21 de noviembre que las autoridades les bloquearon...
- 15/11/2013 01:00
Unidad... ¡pedir peras al olmo!
Hay algunos minutos en nuestras vidas que nos obligan a hacer cosas altamente riesgosas o que nos destruyen el sueño. La mente nos pone en una disyuntiva impresionante: —’¿Te atreves a hacerlo, pese a los enormes riesgos, hasta de muerte?’... Nos tiemblan los pulsos, el corazón se precipita en galopes asfixiantes. El destino, que siempre es divino hasta para los malvados, nos lleva a la duda existencial que inmortalizó Cervantes. Nuestro Quijote, flaco, anémico —el valor y la dignidad— busca esconderse, acobardado. Surge, gordo y rebosante, nuestro Sancho. La panza puede casi siempre más que la decencia y los buenos propósitos. Aun dentro de la gama de defectos y pecados humanos, cada ser tiene al caballero (o dama) de la lanza y los ideales dentro de sí. Pero el Escudero se impone; desea comer hasta hartarse, le duele que El Quijote le obligue a pensar en dignidades y empresas idealistas.
Los molinos de viento de hoy son mucho más peligrosos que los que había en las llanuras áridas de La Mancha. Estos bandidos de hoy —internos— se disfrazan no solo con aspas afiladas, usan trajes de marca, ofrecen licores exquisitos, cifras bancarias, y sobre todo... codicia de poder. Ellos, movidos por los vientos de la demagogia, hablan y hablan... de patria, de magníficos deseos de dar amor. ¡Sobre todo a los pobres!, dicen.
Sin embargo, en sus rostros dibujados en la pared digitalizada y brillante que vemos cada día, mañana y noche, frente a nuestros sillones o camas, sus ojos nos señalan, sin que sepamos ni pío de Psicología, la mirada del lobo de Gubia, que se muestra manso y amical, y sin embargo, a la primera excusa: —’Si todos son malos y hacen daño a los demás, ¿por qué debo seguir portándome bien en el convento, hermano Francisco?’... La traducción del mensaje del animal, puesto al día, sería: —’¿Por qué me piden que renuncie a mi ambición presidencial por el bien de mi patria?... ¿No soy acaso un hombre de negocios y seguiré siéndolo?... ¿No fue para eso que me adiestraron mis buenos padres, comerciantes también? ¿Por qué entonces debo renunciar a mis aspiraciones tantas veces soñadas?... ¿Quién me paga mis cuantiosos gastos?’... —’Patria, pueden ser tantas cosas bellas’, como dice Rubén Blades, pero, ¿quién come de Patria?... Y las excusas y pretextos llegarán, pintadas de todos los colores y supuestos argumentos...
El Quijote vuelve a esconderse y deja a Sancho buscando llenarse la panza. Lo de hidalgo, que todo ser humano tiene en algún nivel, hasta los corsarios, sale en precipitada fuga a esconderse ante las faldas de la madre codicia.
Las horas marcarán los días y éstos los meses y años. La vida física se va yendo, a veces sin carnaval ni comparsa como dice Piero, y cuando los Sanchos terminen de comer en sus recorridos por estas llanuras, hijos y nietos heredarán la Tierra.
En sus ojos llevarán la huella de la herencia más observada por los demás, aunque vistan de lino y anden en carruajes y oropeles bancarios... la dificultosa dignidad o mezquindad heredada... el valor de dormir bien, sabiendo que los suyos supieron sacar las pocas onzas de Quijote que llevamos adentro y actuar pensando en la humanidad y amor que nos enseñó Cristo.
¿Unidad Nacional con buenos propósitos?... ¿De qué país la importamos?
*ABOGADO Y MILITAR RETIRADO.