• 29/10/2016 02:01

Mucho olor a circo y más sabor a venganza

‘Ver semejante desfile de altos mandos por los bajos cuarteles, sin que mediara una revolución armada, ha sido mucho, pero no suficiente'

Tengo serias dudas con relación a la efectividad de la justicia exhibicionista. Definitivamente, todo lo que pasan esas personas no es fácil de digerir. Mucho menos después de haber gozado de tanta fama y poder, que las reduzcan de semejante forma, ha de crearles un duelo personal muy grande y pesado. Y que de paso exhiban de carambola a sus seres queridos; y con dos gramos más de mala suerte, un par de fotos esposados... no es algo que se lleve con honor y gloria en un álbum familiar. Peor si sumamos la explosión mediática, rumiando las vísceras de la dignidad del afectado.

En adición, todo Panamá y parte del extranjero, coreando la posibilidad de que seas el ser más despreciable del país, por haberle robado al Estado un par de millones, no es algo fácil de llevar en hombros (aún habiendo sobrevivido previamente, a la lobotomía de la propia conciencia, la extirpación del hígado o la ablación total del corazón).

Pasar tanto tiempo subiendo y bajando escaleras para notificar que aún no te has ‘fugado' del país, es una especie de libertad demasiado triste. Un precio muy alto por haber flaqueado ante el miedo y la codicia propia o contagiada. Ese esquema de justicia no está diseñado para resarcir al Estado o recuperar la confianza popular, sino más bien para quebrar la moral del acusado, humillarlo, reducirlo en su condición humana. Tal vez por represalia o simple impotencia ante la certeza de la ineficacia del sistema judicial panameño. Como quien se conforma escupiendo al rostro de quien le agravia, por no poder agarrarlo para golpearle.

Primero se les embarra, con razón o sin ella, de cuanta cosa. Luego se les suelta, para que deambulen por la vida como un ser apestado y medio libre. Eso, más que justicia, parece venganza. Sanción, a título personal, maquiavélicamente brillante, pero socialmente dañina. ¿Por qué? Porque, lo que no mata fortalece. En lo que el afectado se sacude el duelo, abre espacio para la revancha. Y así, de Gobierno en Gobierno, por los siglos de los siglos. Por otro lado, el terrible sabor a impunidad que nos deja destrozando, aún más, la poca credibilidad en las leyes panameñas.

Ver a sus familiares organizando vigilias para suplicar ‘justicia', fue algo que me recordó a las esposas de los desaparecidos visitando los cuarteles militares. Pero, como bien dice el refrán, quien siembra viento cosecha tempestades. En honor a la verdad, si tuviéramos la capacidad de retroceder cinco años en el tiempo, escucharíamos las mismas quejas, pero en sentido opuesto. Ahora les queda aguantar, y solo eso; porque, haciendo el ridículo, ganarán más desprecio que lástima.

¿Por qué mejor no le piden al expresidente que venga? Como todo buen dirigente, dando la cara (no la espalda) por su grupo. Así como han hecho algunos de ellos, como personas de palabra y carácter. Muy por el contrario, van y lo congratulan, como si fuera tremenda gracia.

¿Qué clase de liderazgo es ese? ¿Acaso se puede hablar de ‘mando' en medio de semejante crisis de autoridad? ¿Cuánto cuesta la valentía?

Sin embargo, de ninguna forma podríamos decir que se ha hecho nada. Ver semejante desfile de altos mandos por los bajos cuarteles, sin que mediara una revolución armada, ha sido mucho, pero no suficiente.

No cuajó como todos esperábamos, sin embargo ‘algo' se hizo... ‘Algo' con mucho olor a circo y más sabor a venganza, pero que en ningún momento podríamos llamar justicia.

INGENIERO EN SISTEMAS.

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