• 01/06/2017 02:02

¿Panamá para los panameños?

El Ministerio de Trabajo debería estar haciendo operativos para sancionar a esas empresas que no cumplan con el 10 % que establece el Código

Después de las elecciones en Estados Unidos, el tema de los inmigrantes ganó popularidad en los discursos políticos, incluso en Panamá y esto sucede porque el tema migratorio suele generar pasiones entre los electores, algunos políticos oportunistas lo saben y por eso lo incorporan en su estrategia de campaña con el único propósito de generar simpatías. Como panameño que aspiro a la Presidencia de la República, rechazo esta práctica no solo por tratarse de una acción inescrupulosa sino también porque quienes conocemos Panamá sabemos que es un país construido con el aporte y el trabajo de los inmigrantes. Aquí los únicos originarios son los indígenas. El resto de los habitantes somos el producto de una rica y extraordinaria amalgama de pueblos que se fusionaron para hacer crecer y progresar esta tierra istmeña. Mis bisabuelos, por ejemplo, llegaron a principios del siglo XX con los primeros judíos sefarditas que vinieron al istmo. Panamá tiene una mezcla de nacionalidades, religiones y etnias que la hacen diferente a la mayoría de los países de Latinoamérica, eso nos ha hecho un país abierto, tolerante y multicultural.

Hoy, estamos experimentando una realidad, muchas personas de países vecinos, como Colombia, Nicaragua y Venezuela, han venido a Panamá buscando mejores oportunidades de vida, seguridad o huyendo de un régimen dictatorial. Los panameños les abrimos las puertas y los hemos recibido con la calidez que nos caracteriza. Sin embargo, con la actual situación económica, donde el desempleo ha aumentado y la gente siente que se está comiendo un cable, se percibe un ambiente xenofóbico en contra de los inmigrantes, algunos panameños están culpando a los inmigrantes de quitarles sus trabajos y oportunidades.

¿Qué hacer ante esta situación? No es un problema complicado y la solución es sencilla; se tiene que hacer cumplir la ley. La legislación laboral es clara. Solo el 10 % de la planilla puede ser de extranjeros, exceptuando casos extraordinarios como las sedes de empresas multinacionales. Pero la realidad es que, en muchas empresas, especialmente en restaurantes y comercios, la mayoría de los empleados son extranjeros. ¿Acaso los panameños no tienen la capacidad de ocupar esos puestos? ¿O es que los dueños de esas empresas, quieren ahorrarse el pago de las prestaciones y del salario mínimo? A esos empresarios que solo se preocupan por su bolsillo son los que llamamos ‘empresarios', porque no cumplen con las leyes ni tienen sensibilidad social ni quieren apoyar al trabajador panameño.

El Ministerio de Trabajo debería estar haciendo operativos para sancionar a esas empresas que no cumplan con el 10 % que establece el Código de Trabajo. Incluso debería cerrar a esas que son reincidentes en la violación de la ley.

Se debe crear un número telefónico al cual las personas puedan llamar para reportar a esos ‘empresarios' que tenga mayoritariamente extranjeros trabajando en sus empresas en abierta violación a la ley. Que la ciudadanía también colabore para que se cumpla con la Constitución y la ley.

La realidad de Panamá hoy es diferente a hace cinco años, la bonanza que se vivía se perdió y tenemos que gobernar pensando en Panamá y en sus ciudadanos. Para evitar que más extranjeros estén trabajando ilegalmente en nuestro país, se debe modificar la visa de turista, hay que eliminar este ‘loophole' y bajar a 60 días la visa de turista, esto no afectará al turismo ni a los hoteles, ya que el turista promedio se queda cuatro días en Panamá; muchos llegan a Panamá como turista, pero de verdad vienen es a trabajar, se quedan seis meses, salen un fin de semana y regresan otros seis meses y así se van.

Estas son solo unas ideas que recomiendo, si hacemos que se cumpla la ley, el panameño no se sentirá desplazado en su propio país y lograremos no solo disminuir el desempleo sino también el creciente sentimiento de xenofobia de algunos ciudadanos y evitaremos que políticos mal intencionados fortalezcan su retrogrado discurso de intolerancia.

EX MINISTRO DE ECONOMÍA Y FINANZAS.

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