• 27/07/2022 00:00

Los piratas de la crisis

El catedrático y experto analista en derecho Norberto Bobbio se ocupó de las relaciones entre la sociedad civil y el Estado. En algún momento escribió sobre las formas de involucramiento de los diferentes grupos en la gobernanza y precisó que: “La petición de mayor democracia tan insistente en los últimos años, se manifiesta en la demanda de que la democracia representativa sea acompañada e incluso sustituida por la democracia directa”.

El catedrático y experto analista en derecho Norberto Bobbio se ocupó de las relaciones entre la sociedad civil y el Estado. En algún momento escribió sobre las formas de involucramiento de los diferentes grupos en la gobernanza y precisó que: “La petición de mayor democracia tan insistente en los últimos años, se manifiesta en la demanda de que la democracia representativa sea acompañada e incluso sustituida por la democracia directa”.

Bobbio siempre cuestionó los sistemas, que aprovechándose de la “representatividad” de la democracia, terminaban por degenerarse. En ocasiones, también aludió al papel que los grupos sociales debían asumir para involucrarse como fuerzas determinantes en las tareas a cumplir por la cúpula del Estado. Además, a esa tendencia de separar los objetivos de unos y otros, que el texto constitucional declaraba como comunes.

Estas preocupaciones del autor italiano sobre la participación, hacen reflexionar en el nivel de intervención de los sectores políticos en situaciones de crisis y el papel que cabe a las fuerzas participantes de estas etapas o momentos. Pero también llama la atención hacia aquellos que avanzan por los linderos de estos espacios de intranquilidad y se aprovechan en su propio beneficio, en desmedro del resto de la población que está comprometido.

El primer indicio: el aumento de los precios de determinados productos. Siempre cuando surgen estos climas densos, hay quien tiene la oportunidad de acaparar, determinar costos y sacar pingües beneficios. Recordemos en la pandemia el valor de los primeros paquetes de mascarillas, el alcohol y derivados. En estos días de cierres de carreteras, se ha aprovechado para que las legumbres se asemejen a un quimérico oasis en un desierto.

Los influenciadores (desagradable traducción de 'influencers') se ponen al servicio de diversos intereses para elaborar mentiras que disfrazan con sofisticados recursos y la comunidad que les sigue, termina por creerse todo lo que anuncian, exponen o utilizan para evangelizar. Pero también surgen otros, que no llegan a estas categorías, y como francotiradores, disparan textos que no transmiten un ápice se verdad.

Aparecen como por arte de birlibirloque los políticos que brindan sus pócimas de suerte para salir de la postración del momento. Asombran porque ahora se oponen a lo que antes proponían. Manejan todos los artilugios y explicaciones, menos el desastre de sus propios partidos donde nadie comprende algo tan sencillo como la disciplina ideológica, donde manda el de gamonal de pueblo, candidato imperfecto de caudillo.

¿Y los eternos críticos? Para ellos nada es bueno, ninguna estrategia es acertada y se plantan en los errores como sal en heridas. Difícil es pensar que en esos ámbitos del poder, sea real lo que se aparenta; por esa razón, hay que saber dar diagnósticos. Nada saben de las relaciones de causa-efecto que dominan los ámbitos sociales y los procesos que se viven a diario. La única fe que ellos profesan es el negativismo.

Hay también alabarderos, que siempre buscan la manera de beneficiarse con estos problemas y están a la orden para brindar soluciones, que por lo general se basan en el olfato y poco en el análisis documentado de la realidad. Éstos suelen orientar los enfoques y brindan su concurso para elaborar tesis sobre lo que ocurre; se llega así a conclusiones que no tienen mayor peso, ni consistencia y que se convierten en caminos trillados y errados.

Los cabezas calientes cierran carreteras y paralizan la economía de todo el país sin importarles ese mismo pueblo que se supone defienden.

Los conflictos en una sociedad, requieren de previsión planificada que, a tiempo, precise, mida, determine su tamaño real y entonces, se asuma las decisiones adecuadas, reales y concretas. Cuando los improvisados (que pululan por doquier) sueltan sus pronósticos y especulaciones, se llega a los enredos que desafortunadamente ahora vivimos con muchos piratas de la crisis, líderes y sin concierto.

Periodista
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