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- 10/05/2022 00:00
El PRD, las pugnas internas y el fantasma moral de Torrijos
El poder político está indudablemente matrimoniado con el poder económico en las últimas casi cuatro décadas. Dentro de esa búsqueda de mando hay una ausencia crónica de ideologías y de fines altruistas, y eso no es ningún descubrimiento nuevo.
Dentro del escenario nacional, los partidos parecen gemelos, en el sentido que se percibe la distancia entre ellos y los intereses reales del pueblo. Los partidos se oxidaron con un color verde, y contribuyeron también a vestir del mismo color a sus gentes, de arriba, el medio y abajo. ¿Cuánto hay pa' mí?, parece ser el himno de la inmensa mayoría de los aproximadamente 708 mil inscritos en partidos ya formados. Naturalmente, hay excepciones. Y en los partidos en formación las variantes deben ser pocas, aunque sus “líderes” dicen buscar lo contrario. Esos grupos, por sus resultados, parecen remar contracorriente.
Si destacamos algunos números, hablando puntualmente del PRD, este hijo parido por Omar, con la ayuda de algunos que estuvimos laborando con uniformes (así fue el nacimiento, con contados civiles, puesto que el embarazo se dio en cuarteles el 11 de octubre de 1968. Ya quedamos pocos de esos testigos), la lucha interna se está dando enconada, con ingredientes picantes y algunos muy tóxicos, casi de Máscara contra Cabellera, ante una ausencia de motivación real en las bases. Como quien dice, ¿para qué meterme en ese baile y quedar como cucaracha en baile de gallinas?
Contemplamos en ese colectivo -ayer ejemplo de discusiones francas y participación libre con Omar, pese a su rango de general- a propósito, en nuestra opinión, el del único rango bien ganado y no autoimpuesto en las hombreras. Más bien, y me consta personalmente, me mandó a parar en la Asamblea de su tiempo -le consta también si guarda buena memoria al veterano Camilo Gozaine, quien dirigía ese parlamento- un proyecto incubado en el alto mando acompañante, a escondidas, donde lo hacían “general de División”.
“No soy ningún pendejo; este país es chico y mi rango de general de Brigada es suficiente. Creen que no sé que desean promoverme en rango, porque creo tener la jerarquía suficiente para luego inventar un par de ascensos a general de Brigada. Yo sé, y lo he dicho en el extranjero, que “donde hay muchos generales, hay un general descontento”. Mandé a un motorizado a buscar el borrador de proyecto que Omar rompió en mi presencia”.
La anécdota anterior es una de muchas muestras de sencillez que fueron formando esa aureola de verdadero líder y estadista, que hoy conforman el “fantasma moral” que golpea a la llamada “dirigencia” del PRD de hoy, y que ellos y cada uno de los miembros del partido, además de los varios miles que se fueron vomitando, conocen bien cuando por todas las latitudes del país dicen a voces y algunos en silencio: “¡CÓMO NOS HACE FALTA ALGUIEN COMO EL GENERAL!
Omar Torrijos, a decir del estadista español Felipe González, asediado aparentemente por una periodista local de un medio que aún le odia,” fue un dictador confeso y converso, pero un fenómeno irrepetible en América Latina”. Y si deseamos agregar un diploma más a opiniones tan relevantes como la de García Márquez sobre Omar y su editorial de que era como una mezcla de tigre (astucia) con mula (terquedad en búsqueda de su mayor objetivo nacional), citemos la frase siguiente del Nobel: “Cuando no parecía concebible que Estados Unidos cediera jamás, le dijo a un alto funcionario norteamericano
Naturalmente, esos hombres mundiales hablaban de un líder del PRD ya en extinción, del cual ha quedado una papeleta bastante oxidada. Y, pese a ello, por el fantasma moral de Omar, pese a todos los chichones y virus, ese colectivo con sus casi 700 mil adherentes tiene casi matemáticamente la suma de miembros de todos los partidos ya formados, incluyendo su socio de hoy, el Molirena.
El Leseferismo de hoy, venido de la expresión francesa: “dejen hacer, dejen pasar”, es la situación reinante en la criatura de Omar; esperando un tsunami interno positivo que le dé vuelta.
Abogado, coronel retirado
Naturalmente, esos hombres mundiales hablaban de un líder del PRD ya en extinción, del cual ha quedado una papeleta bastante oxidada. Y, pese a ello, por el fantasma moral de Omar, pese a todos los chichones y virus, ese colectivo con sus casi 700 mil adherentes tiene casi matemáticamente la suma de miembros de todos los partidos ya formados, incluyendo su socio de hoy, el Molirena.
El Leseferismo de hoy, venido de la expresión francesa: “dejen hacer, dejen pasar”, es la situación reinante en la criatura de Omar; esperando un tsunami interno positivo que le dé vuelta.