• 24/04/2023 00:00

¿PRD sin Torrijos o Torrijos sin PRD?

“[...], ¿pierde el PRD, al perder al representante más legítimo del torrijismo con la postulación de Martín Torrijos por otro partido? O ¿pierde Martín Torrijos, al no contar con el brazo político creado por su padre?”

Nacido desde las entrañas de los cuarteles, llevaba el fin de que los militares regresaran a sus trincheras, mientras que los civiles y políticos se encargaban del diseño de un partido de clase social, con ideas hacia la izquierda solidaria con los más necesitados; con un discurso nacionalista y sobre todo buscaba el bienestar de toda la sociedad. Así lo visualizó Omar Torrijos y no tuvo el tiempo para ver cómo el mismo se fue desmoronado, al quedar, a finales de los años 80, como el brazo ejecutor de los desmanes de los cuarteles y afín al narcotráfico, de la mano de Noriega.

Los años, del mal llamado periodo en democracia, donde todos, de alguna u otra forma, hemos visto cómo ha quedado eso supeditado a un clientelismo escandaloso, que compra conciencias, elecciones y elige intereses. Ningún partido en el poder ha logrado o no ha querido que sus discursos de campaña se materialicen en mejores días para los panameños, en generación de empleos y repartición más equitativa de las riquezas, que quedan en manos de unos pocos. Todos llegan y hacen lo contrario, gobiernan para sus intereses y para su beneficio particular. Roban y asaltan el erario, y todavía te piden que les aplaudas, porque te dieron una bolsa de comida o te hicieron un puente o una carretera.

El PRD, a quienes muchos vaticinaron su desaparición, resurgió producto de los intereses mezquinos de sectores económicos de poder, que dividieron al Gobierno de aquel entonces, provocando una división que produjo la victoria de Ernesto Pérez en 1994, con escuálido 33 %, que a la postre ha venido siendo el techo electoral. la mística de partido se perdió desde ese primer Gobierno PRD en democracia, cuando su propio gobernante actuaba en contra del candidato de su partido, a tal punto que lo hizo perder. Ahí fue el pistolazo inicial del desmoronamiento moral del partido.

En el 2004, con una candidatura más madura y con más bagaje electoral, el PRD vuelve a resurgir y con fuerza, con Martín Torrijos, como candidato y se impone con casi un 48 % de los votos, hasta ese momento la mayor votación obtenida por un candidato. Se impone al candidato de un Gobierno de Moscoso desgastado y cargado de escándalos (Cartier, HP 1430, durodólares, etc.), tanto así que la membresía de ese partido se refugió en un minipartido, como lo era Solidaridad, que abanderaba Guillermo Endara, en un intento de retorno. El panameñismo queda relegado a un distante tercer lugar y Ricardo Martinelli perdía aparatosamente con un escaso 5 %.

Pasado ese Gobierno, intereses externos comenzaron a socavar al PRD, ese partido de pueblo era tomado por sectores oligárquicos, que no coincidían con el discurso social, pero necesitaban maquinarias electorales que de alguna manera no afectaran sus intereses. Se dan candidaturas como la de Balbina que pierde frente a un casi 60 % de Martinelli y luego Juan Carlos Navarro con un partido ya hueco de discurso y disciplina, sucumbe ante Varela y lleva al PRD a su peor derrota electoral.

Hoy en día, como en todas las contiendas, se evoca a Omar, pero se gobierna para el interés personal y particular. Cuando Cortizo entra como “outsider”, desmantela la estructura del partido y lo envía al ostracismo. Su plan se ponía en marcha con imponer a un vicepresidente como José Gabriel Carrizo, completo desconocido, sin militancias ni experiencia alguna, pero con la clara misión de instalar el cortisísmo como método de Gobierno, en donde su principal virtud era hablar en tercera persona. Cortizo viene a poner los clavos al ataúd del PRD y para ese fin necesitaba de cómplices y cuáles mejores que esos mismos PRD que habían cogobernado con Varela y Martinelli y desde el CEN controlar e imponer la candidatura de Carrizo. Olvidando que, en las elecciones del 2019, desde que Nito impuso a Carrizo, bajó en todas las encuestas y dos semanas más de campaña, hubiese ganado el candidato de Martinelli, Rómulo Roux.

Secuestrado, maniatado por interés personales, infiltrado por actos de corrupción y señalamientos de personas vinculadas al narcotráfico y el blanqueo de capitales, el PRD sufre la embestida de Martín Torrijos, al decirles lo que todo el mundo sabía, pero que todos callaban, bajo la premisa de que “los trapos sucios se lavan en casa”. El problema es que la cantidad de trapos sucios ya era enorme y la lavadora la usan para otra cosa y menos para hacer mea culpas. Martín da un portazo, recordando el compromiso de su padre y mandando un mensaje hacia fuera de esperanza, de buscar mejores días, de depurar la clase política y los partidos, de transformar el Estado, pero con el concurso de todos, sin mirar de dónde vienes ni quién te parió.

Así entra la encrucijada, ¿pierde el PRD, al perder al representante más legítimo del torrijismo con la postulación de Martín Torrijos por otro partido? O ¿pierde Martín Torrijos, al no contar con el brazo político creado por su padre? Respuestas y especulaciones habrá muchas y solo el tiempo nos dirá cuál será la correcta. Lo que sí está claro es que, si el PRD tenía un desgaste acelerado, por todos los actos de corrupción de funcionarios, diputados, la incapacidad y ausencia por enfermedad de un presidente, con un vicepresidente actuando como presidente de facto y una deuda externa abismal; ahora se enfrenta a una estampida, no de miembros, pero sí de votos, que se van a buscar la sombra de Torrijos, donde se incluye a la elite pensante que fue exiliada para instalar el clientelismo en el partido. Así veo las cosas y así las cuento.

Abogado
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