• 13/05/2022 00:00

El 'problema' de Colón es el problema de Panamá

Una vez más nos acordamos de que tenemos un problema en Colón, un problema que tiene décadas sin nadie que quiera o pueda resolverlo. Ni el régimen militar, ni el régimen de 1989 han podido encontrar una salida viable, solo han logrado profundizarlo.

Una vez más nos acordamos de que tenemos un problema en Colón, un problema que tiene décadas sin nadie que quiera o pueda resolverlo. Ni el régimen militar, ni el régimen de 1989 han podido encontrar una salida viable, solo han logrado profundizarlo. No por maldad sino porque el problema involucra reformar el sistema político, social y económico panameño. El "problema" de Colón, no se resuelve echando culpas, comienza por analizar con sinceridad, sin tabúes ni tapujos la historia y función macroeconómica de la ciudad, su composición social y la historia de las migraciones hacia y fuera de la ciudad y como ambas se relacionan. Concretamente se hace necesario considerar su función como nodo de servicios internacionales de transporte y comercio y la evolución de estos en el tiempo.

El negocio portuario se ha automatizado mucho en los últimos 50 años, lo mismo que el comercio digital y la globalización han afectado a la Zona Libre de Colón. Hablando de la Zona Libre, hay que considerar también en el análisis cómo ésta y los puertos se han constituido en enclaves segregados de la vida de la ciudad y cómo esto junto con la salida de las bases militares han contribuido a matar la vida de la ciudad. Una ciudad cuyos profesionales, técnicos y comerciantes se han ido mudado paulatinamente. Y lo que ha quedado cada vez más es una masa de personas con escasa formación académica y técnica, con múltiples problemas en sus hogares que afectan su capacidad de conseguir y retener un trabajo, vecinos de enclaves económicos que prefieren traer mano de obra preparada externa.

Colón Puerto Libre y otras promesas no resuelven el problema estructural que existe, comenzando por el social. Las soluciones fáciles complican las cosas, por ejemplo, el gobierno de Juan Carlos Varela prefirió reubicar el problema social a un nuevo depósito de pobreza disfrazado de "solución habitacional", llamado Los Lagos. Y dicho problema social se ha vuelto más complejo con el narcotráfico y el pandillerismo que se ha convertido en una alternativa rentable para subsistir de una minoría que termina secuestrando al resto. Las pandillas crean zonas donde se dificulta el acceso a la educación y la salud, a los servicios básicos. Esto posiblemente ha terminado expulsando más población aspirando a una vida mejor fuera de Colón.

Los políticos que vemos de esa ciudad y provincia como el diputado Jairo Salazar (Bolota) o el alcalde Alex Lee son reflejo de todo esto y no habrá un cambio hasta que el gobierno central no intervenga decididamente en la provincia. Primero, asumiendo el gobierno control total sobre la ruta transístmica y el mar territorial, actualmente compartido de manera tácita con el narco. Se necesita depurar la fuerza pública y el Órgano Judicial, y que ambas actúen con fuerza en los territorios disputados con las bandas. Una vez asegurado el territorio, ya sin la alternativa viable a un modus vivendi con el crimen organizado, se necesita formar industrias nacionales que puedan entrenar y emplear con salarios dignos, especialmente a aquellos con escasa formación técnica y profesional + vulnerables.

Quizás el gobierno nacional deba buscar algo de inspiración en Singapur o en El Salvador. Se necesita buscar cómo intervenir en los hogares en las zonas deprimidas de las áreas urbanas de Panamá y Colón, para que niños y jóvenes completen su educación formal y tengan alternativas para socializar en ambientes positivos y ayudarles a contribuir con su talento a la sociedad. La zona transístmica y la zona atlántica tienen un problema social que explota cada cierto tiempo, y cuyo origen está en su dependencia del sector servicio, y alimentado por un ciclo vicioso de promesas vacías, ignorancia, dejadez y el mirar para otro lado de las autoridades que tiene que parar. ¡Basta ya! Decir estas cosas puede resultar incómodo y políticamente incorrecto, y creo que me quedé corto, pero si no se hablan o debaten para comprobar o refutar, poco o nada podremos hacer para resolver el problema de las zonas ignoradas por el gobierno, incluyendo las comarcas indígenas. Al final creo que nos daremos cuenta de que para resolver Colón hay que resolver el problema estructural de la República de Panamá, un problema que no tiene solución mágica y que ninguna mesa o diálogo va a resolver, sólo asumir riesgos y actuar decididamente con la asistencia de lo mejor de las ciencias sociales y de las espirituales.

Arquitecto y urbanista
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