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- 01/03/2021 00:00
'El problema del mundo pequeño'
El calendario escolar inicia hoy virtualmente. Si el sistema educativo antes de la pandemia era un tema de reformas profundas, este último año ha retrasado el desarrollo de las generaciones en formación -en el marco de un pernicioso tiempo de corrupción- cuyos resultados no se verán hasta dentro de algunas décadas. Lo dejo allí por el momento.
La pandemia por el SARS-CoV-2 a casi un año, me ha hecho considerar más a fondo el tema de la teoría sobre los Seis Grados de Separación (“Six degrees of separation”), un pensamiento que plantea que existen cinco personas entre cualesquiera dos individuos que habitamos el planeta. Es decir, entre usted y cualquiera de los 7.8 mil millones de seres humanos de la población mundial, solo cinco o menos es la conexión para estrechar la mano del primero con el sexto.
La documentación histórica señala que el escritor húngaro Frigyes Karinthy, en 1929, fue el primero en esbozar la hipótesis en un cuento titulado “Cadenas”. Varios científicos intentaron probar la teoría, incluyendo estudios e investigaciones desde la perspectiva matemática realizados por Ithiel de Sola Pool, del Massachusetts Institute of Technology y Manfred Kochen de la IBM en la década de 1950.
En el portal whatis.techtarget.com se explica el trabajo del sociólogo Stanley Milgram, quien en 1967 “ideó una nueva forma de probar la teoría, a la que llamó 'el problema del mundo pequeño'.” Dice el relato que Milgram en su experimento social: “seleccionó al azar a personas en el medio oeste de los Estados Unidos para enviar paquetes a un extraño ubicado en Massachusetts. Los remitentes conocían el nombre, la ocupación y la ubicación general del destinatario. A cada participante se le indicó que enviara el paquete a una persona que conocía por su nombre de pila que, entre todos los amigos del participante, era más probable que conociera al objetivo personalmente. Esa persona haría lo mismo, y así sucesivamente hasta que el paquete se entregara personalmente al destinatario escogido. Se esperaba que la cadena incluyera al menos un centenar de intermediarios, pero solo se necesitaron (en promedio) entre cinco y siete intermediarios para que cada paquete se entregara con éxito”.
La expansión tecnológica de las últimas décadas ha hecho que los científicos ahonden mucho más sobre nuestras posibilidades de conexión comunicacional y social y, de esa manera, establecer relaciones que exploren nuestro interés en diferentes aspectos de la relación humana.
Los experimentos han continuado a lo largo de los años. Cuando los correos electrónicos comenzaban a dominar la conexión comunicacional alrededor del globo terráqueo, el profesor de la Universidad de Columbia, Duncan Watts, en el año 2001, recreó el experimento de Milgramen en internet. “Usó un mensaje de correo electrónico como el “paquete” que se debía entregar y, sorprendentemente, después de revisar los datos recopilados por 48 000 remitentes y 19 destinatarios (en 157 países), descubrió que el número promedio de intermediarios era, de hecho, seis”.
En el año 2008, se informó que los científicos de Microsoft intentaron validar el experimento “analizando la longitud mínima de la cadena que se necesitaría para conectar 180 mil millones de pares diferentes de usuarios en la base de datos de Microsoft Messenger”. Al final, se encontró que la longitud promedio de la cadena fue de 6.6 saltos. En 2016, investigadores de Facebook informaron que había reducido la longitud de la cadena de sus miembros a tres grados y medio de separación.
Las investigaciones sobre esta teoría, no es ni ha sido un esfuerzo inútil e improductivo que algunos pueden catalogar como una pérdida de tiempo por probar quiénes son los que me conectan con el vecino al final de la calle. Cuando se analiza a fondo, aunque no tengamos una curiosidad científica educada, las posibilidades de entender la conexión humana a diferentes niveles merece un tanto nuestra atención.
Cuando pensé en este artículo, era para honrar a los fallecidos de la cadena humana que me ha conectado a lo largo de la vida. Pero la teoría también sirve otro propósito. Esa misma conexión es lo que procurará que no haya condenados en los horribles casos de los albergues y los otros casos de alto perfil en donde supuestamente hay personajes muy conocidos involucrados en estos crímenes. La cadena sirve para protegerse entre ellos, que al final, como siempre decimos, todos están conectados.