• 27/06/2016 02:03

El trabajo que queda por hacer

El trabajo que queda por hacer para aprovechar las bondades que ofrece la Ruta, es extraordinario

Luego de las celebraciones que se dieron este fin de semana y particularmente durante el día de ayer con el tránsito inaugural del buque portacontenedores Cosco Shipping Panama, el país abre un nuevo periodo de su historia. Hay que reflexionar profundamente sobre varias cosas: los que hicieron posible y sostenible la ruta por Panamá durante los últimos 500 años; los que murieron en la construcción del Canal —de todas las naciones—. Los que dieron la vida, generación tras generación para alcanzar la soberanía sobre todo nuestro territorio, para que el Canal fuera panameño. Y, en este tiempo, los que se esforzaron por que esta nueva ampliación fuera posible.

Pero el Canal ampliado no es la solución a los problemas que tenemos. Al margen de los fuegos artificiales, la música y toda la algarabía de los últimos días, la situación del panameño como ente humano, que debe contribuir en la construcción de una mejor sociedad para aprovechar al máximo los beneficios que la ruta promete, es de profunda preocupación.

Este próximo miércoles 29 de junio, la Universidad de Panamá celebra sus elecciones para escoger a sus nuevas autoridades que regirán el destino de esa institución educativa por los próximos años. Para un país que acaba de inaugurar una de las obras más significativas de estos tiempos, se debe asumir que su máxima casa de estudios es el centro neurálgico de la nación en materia de formación y preparación de los profesionales que han de continuar con las responsabilidades de desarrollo que el país merece.

Debemos mirar estas elecciones universitarias bajo una premisa fundamental: toda institución tiene la obligación de seguir mejorándose (la palabrita de moda es ‘innovando ' que, para estos tiempos, involucra más los aspectos tecnológicos que los humanísticos. Innovar también envuelve áreas del desarrollo de las humanidades). Toda institución tiene la obligación de trabajar incansablemente por llegar a ser una entidad de excelencia. Los tiempos lo exigen y si no tienen esa avidez internalizada, están prestos a la disfunción o a la muerte.

Como ya expresé alguna vez, para un país en vías de desarrollo, una universidad debe ser el centro en donde la Nación busca, y encuentra sin mucha dificultad, el camino que nos debe llevar a un mejor entorno de bienestar colectivo.

El profesor Cecilio Simmons hace unos días hizo una evaluación del proceso de elecciones universitarias que se dio. Con preocupación, reflexionó Simmons: ‘... a dos días de finalizada la campaña me muestro totalmente decepcionado por el bajo nivel y la ausencia de debate que se da en este proceso. Cada candidato con su verdad, no necesariamente la de la Universidad, se nos acerca para pedir el voto, no para ofrecer una propuesta. Esta elección se asemeja a la de un representante de corregimiento. He visto cómo candidatos ofrecen galletas y café. Lo esperanzador fue el comentario de unos alumnos: ‘Profesor, nos quieren comprar el voto'. Hemos sido testigos de campañas de desprestigio, anónimos, incluso videos que desacreditan y deshonran a una candidata a decana. ‘La acusan de puta'. El nivel de la campaña es tan bajo que en una facultad llevaron un sacerdote para exorcizarla, porque un candidato le está haciendo brujerías a otro. Ese es el nivel de esta campaña que me impidieron pronunciarme hasta ahora. En resumen pocas propuestas y cero debate '.

‘Revuelvo la mirada... ', como dijo el poeta Miró. No veo camino de vuelta a la Universidad que luchó por la soberanía nacional. Si la excelencia universitaria se mide en el nivel académico y humanístico de sus profesores, con la evaluación del profesor Simmons hay cuenta de que estamos en graves problemas. En las universidades de excelencia, la investigación constante, el intercambio de ideas y el pensamiento crítico y retador de todas las áreas del quehacer humano, es lo que hace que las naciones crezcan y le den forma a los asuntos de la sociedad desde un aspecto más visionario y humano.

Mientras despertamos de la resaca, nadie debe pensar que es un problema exclusivo de la Universidad. Solo basta mirar el resto de la sociedad para darnos cuenta de que esa universidad es un espejo y el resto de la nación se está mirando en ella. El trabajo que queda por hacer para aprovechar las bondades que ofrece la Ruta, es extraordinario.

COMUNICADOR SOCIAL.

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