• 11/11/2022 11:14

Una reflexión para seguir soñando un mundo donde quepamos todas las mujeres

Urge por tanto un abordaje este noviembre de enunciar la no violencia sobre toda mujer panameña, una mujer diversa en identidad

El reflexionar en torno al 25 de noviembre, Día de la No violencia contra o hacia las Mujeres, es cada año desde el sinsabor de explorar cómo nos ha ido en un nuevo ciclo en torno a la violencia hacia las cuerpas de las mujeres panameñas.

Al referirme a la categoría mujer, debo enunciar los dolores desde las cuerpas diferenciadas, y en ese sentido, mucho estudio da cuenta de la desproporción de las violencias y opresiones sobre las cuerpas negras e indígenas, en suma, las cuerpas racializadas. y si agregamos los diversos contextos, supone una mirada especial en cada territorio donde deambulan estas cuerpas panameñas. Y es que la violencia no nos toca igual a estas cuerpas no “blanqueadas”, desde estas cuerpas no se siente igual, no se vive igual, no se llora igual, y es porque este mundo aún no se termina de configurar en torno a la diferenciación de ser mujeres con todas sus aristas, y si añadimos el hecho de la diversidad sexual, de una condición de discapacidad, estas mismas cuerpas racializadas, ahora lucen doblemente discriminadas.

Urge por tanto un abordaje este noviembre de enunciar la no violencia sobre toda mujer panameña, una mujer diversa en identidad, en condiciones, en territorialidad, en manifestación de su cultura, de sus formas cotidianas de habitar, las cuales siguen siendo un desafío para los gobiernos, para las organizaciones de derechos humanos que seguimos inventando eufemismos para enunciar la violencia contra las mujeres.

y es que la prevención y la sanación no es un asunto que copa las agendas de proyectos y propuestas formativas. no pensamos en clave de sanar estas cuerpas, nos cuesta siquiera enunciar la palabra sanar.

Hoy quiero trasgredir este espacio con mis letras, y que mire a quien tiene al lado y pronuncie la palabra sanar, mire a ambos de sus lados sin pensar mucho y comencemos una nueva cultura de pensarnos sobrevivientes y no víctimas, pensarnos en la prevención, hagámosle la fuerza a este flagelo de la violencia enunciando las cosas que no son como si fueran. las mujeres políticas creemos que somos un poder colectivo y ese poder es el que cambiara esta realidad.

Sueño que este y cada 25 de noviembre sea para pensar en clave de prevenir, de sanar, por supuesto sin olvidar a quienes sobreviven las violencias cada día en las calles, en los espacios privados y la vida pública y política, quienes resisten las violencias desde los medios de comunicación, desde las letras… desde los espacios de amistades, desde cualquier sitio. a todas ellas las abrazo con mi Plegaria Feminista:

Oh buena Madre Tierra que nos abrazas desde tu vientre sacro

atiende al sollozo esperanzado de todas tus hijas irreverentes que claman libertades para que podamos congregarnos en esta savia infinita del abrazo y en cada súplica anhelar bonanzas que nos iluminen por toda la eternidad.

RESPONSO: Madre Tierra, escúchanos

Por las mujeres de ayer

esas viejas que se niegan a acumular su juventud

las que no categorizan la edad

Madre Tierra, escúchanos.

Por las mujeres que existen en este y todos los tiempos

ocultas tras pantalones

a las invadidas

a quienes les saquearon sus cuerpas

a las guerreadas sin ninguna defensa

a las que le robaron su historia

y no sienten ganas de emprender la batalla

por las que desnudan sus cuerpas y las vuelven barricadas

Madre Tierra, escúchanos.

Por las que por dolor se han bloqueado de la cintura para abajo

para que alcancen a abrir sus huertos a nuevas siembras

y la milpa sea la semilla para alimentar nuestras luchas

Madre Tierra, escúchanos.

Por mis amigas que considero hermanas

por sus hermanas que son mis otras hermanas

por las amigas de tercer grado de consanguinidad

por las que no tienen amigas

por las que quieren una amiga

Madre Tierra, escúchanos.

Por la mujer discriminada

por la indígena

la negra

la indigente

la adicta

por las que nombran locas tan solo por no entender sus mundos

por las que se atreven a cuestionar y las apodan problemáticas

por la lesbiana

por la migrante

por la que padece hambre

por la anciana que vive en soledad

por quien necesita un abrazo

Madre Tierra, escúchanos.

Por las que les urge un orgasmo

por quienes tienen cama cachonda

Madre Tierra, escúchanos.

Por las que no pueden tener hijos e hijas

por las que no quieren tenerlos

por las que hemos sufrido violencia obstétrica

por las que unos dedos clavaron sus barbas femeninas

por las que lloramos a nuestras víctimas de malas praxis

por las que hemos sufrido violencia etaria

Madre Tierra, escúchanos.

En el nombre de Prudencia Ayala, de Marielle Franco, Margarita Murillo, Berta Cáceres, Sojourner Truth, Rosa Parks, Wangari Maatai y del espíritu de todas las hermanas negras e indígenas, ashé, maltiox.

Sharon Pringle Félix

La autora es Educadora Popular Feminista y Periodista

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