• 23/08/2018 02:00

Rosa Iveth Montezuma

Tal y como la vemos a Rosa Iveth, es como una flor del campo llena de dulzura, de amor, tolerancia, capacidad y respeto que la califican para alzarse con la victoria

Hasta ahora, no hemos visto ninguna columna en medios autorizados en favor de la justa causa de esta mujer que viajó en auto, a lomo de caballo o a pie por las montañas de las provincias de Bocas del Toro, Veraguas o Chiriquí, para conquistar un mundo inhóspito e intolerante, plagado de prejuicios y estereotipos.

Tal y como la vemos a Rosa Iveth, es como una flor del campo llena de dulzura, de amor, tolerancia, capacidad y respeto que la califican para alzarse con la victoria. Rosa Iveth, tiene propósitos, objetivos y metas que cumplir, visión y misión; es decir, hay una causa entre sus manos. Recordar que son nuestros orígenes ancestrales (nuestro ADN); las condiciones sociológicas en las que vivimos y crecemos. Es nuestra historia y nuestra cultura y son todos los elementos antropológicos que acompañan la figura de Rosa Iveth Montezuma. No hay que dudar que sus padres hayan sido excelentes en el cuidado y formación de la hoy reina de la belleza panameña.

Habrá algunos(as) a los que no les va agradar esta publicación. No se escribe para satisfacer apetitos mezquinos, mucho menos para fortalecer las ya mencionadas desviaciones de la conducta humana. La causa de Iveth, es nuestra causa y la de todos los panameños. Es la causa de la mujer que se empina ante las dificultades, enfrentando a personas de caracteres disímiles. Recordar las palabras celebres de Martin Lutero, teólogo alemán, que entre otras cosas decía: ‘Tengo tres perros peligrosos: la ingratitud, la soberbia y la envidia. Cuando muerden dejan una herida profunda'.

Contrasta el pensamiento de Rosa Iveth con el de otras reinas: confían en su belleza y descuidan otros atributos como los de nuestra reina, y se sientan a esperar por el galardón. Mejor es planificar y luego trabajar sobre los propósitos establecidos. Nadie puede objetar el esfuerzo de Rosa Iveth, ¿por qué no apoyarla?

En estos días en Panamá, donde el ambiente que se respira es de incertidumbre e inseguridad, más bien de peligros, que amenazan a los poderes del Estado y a las mismas bases del tejido o pirámide social del país. Ahora gritamos: ¿quién nos salva de tanta corrupción, denuncias y contradenuncias? El punto político es este, la procuradora general de la Nación actuó en derecho y de acuerdo a la investidura de su cargo. El presidente interino de la Corte Suprema de Justicia, como que se esconde y se considera implicado en algún delito y parece no importarle nada de lo que ocurra, a fin de salvar el pellejo. La batería de abogados del ahora ex presidente de Panamá, cuyo nombre no nos es dado mencionar, aprovecha cada oportunidad para sembrar caos, confusión e incertidumbre al caso.

Sirva la comparación a fin de entender quiénes son los que meten en crisis al país: individuos irresolutos, sin Dios ni Ley (tal como la conocemos) sin valores ni honra y sin moral. Si el magistrado Hernán de León se queja de la moral de los ciudadanos, debe saber que muchos la conservan, a mucha honra, precisamente; lo cual les permite ir y venir por las calles de Panamá con la frente en alto, con dinero o sin dinero.

Por esto recomendamos tómese mejor un baño de aguas salutíferas, como lo hace Rosa Iveth Montezuma, allá donde nacen los ríos; allá de donde ella viene. Súmese al pensamiento sano de quien se atreve a disentir y a diferir de aquellos que nos quieren arrastrar por sendas impredecibles. Dicho está: ‘lo que hacemos en oculto, será conocido en público' y ‘lo que fraguamos en la oscuridad, será voceado en las azoteas'. Tal es la naturaleza de Dios. En cuanto al Sr. Ayú Prado, no se esconda, dé la cara.

ECONOMISTA Y DOCENTE UNIVERSITARIO.

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