El buen trato en casa y una vida sin violencia son algunos mensajes incluidos en las letras de las ‘Chiquicoplas’, una versión de las tradicionales coplas...
- 23/02/2021 00:00
Con talento, por favor
Jacinda Ardern se costeó su carrera en Ciencias de la Comunicación trabajando desde joven. Se esforzó, y demostró capacidad para salir adelante.
Esa dedicación que había demostrado en sus estudios la llevaron a trabajar en la oficina de varios ministros, y a ganar muy buenas referencias por su labor, lo que terminó por convertirla después en la asesora de Tony Blair, en Reino Unido. Nada mal. Pero sus logros no terminan allí. Siguió trabajando hasta convertirse a sus 37 años en la primera ministra más joven en la historia de Nueva Zelanda. Actualmente sigue en el cargo, mismo que asumió en 2017.
¿Qué tiene que ver esto con Panamá? Allá vamos, amigo lector.
En ningún momento de lo que podría ser un extenso currículum vitae notamos que Jacinda Ardern haya recurrido a los “contactos” para alcanzar sus metas.
Una constante se repite: esfuerzo, esfuerzo y más esfuerzo.
El resultado del esfuerzo de esta mujer la ha llevado a liderar a su nación como un ejemplo durante esta pandemia. Nueva Zelanda es un modelo de manejo, control y de resultados en estos tiempos. Baja infección, poca afectación a la vida normal del país. Es un gran logro.
Esto no es suerte. Los ciudadanos eligieron un líder con sobrada capacidad personal, con muchos logros, y no solo al candidato de un partido político. Si bien Jacinda Ardern milita en el Partido Laborista, sus resultados se han basado en su capacidad como persona preparada, y no como al ungida del partido. Y la gente pudo ver eso.
Hoy, gozan de los beneficios de tener líderes talentosos a cargo del bienestar común.
Reza el refrán que “las comparaciones son odiosas”, pero es obligatorio comparar en este caso.
El manejo de la pandemia en Panamá ha sido menos que malo. Mientras las cosas se siguen complicando, los gobernantes se aferran a las viejas prácticas de su partido de “no decir la verdad”, o de mentir de plano. Se gastan un dineral en campañas de autobombo en las que dicen que el manejo de la crisis ha sido impecable, apostando a las viejas técnicas de repetir tanto una mentira hasta que se vuelva verdad. Para empezar, eso no pasará jamás. Una mentira siempre lo será, aun cuando el poder trate de disfrazarla.
Mientras en los países que han tenido éxito en esta crisis los líderes ascienden por méritos, acá los partidos políticos colocan personas en carteras sensibles y que requieren mucha capacidad y preparación, gente cuyo único mérito es el de pertenecer al partido gobernante, y venir recomendadas por algún viejo miembro, cercano al poder.
Proporcionalmente al método de selección de personal, tenemos los resultados.
Personas sin talento ni capacidad alguna para gerenciar instituciones, quienes han sido nombradas para llenar una “cuota” partidaria, pues cada cinco (5) años un partido se apodera del país, y cobra para sí las posiciones de mando, sin importar que aquellos nombrados sepan poco, o nada, de qué hay que hacer.
Se repite el ciclo de aquellos grupos que cuando están en el poder hacen exactamente lo mismo que criticaban de sus contrarios, y sus contrarios pasan a criticar lo que ellos hicieron en su turno.
Turno. ¿Qué somos, un país o una piñata?
Llevamos décadas viendo cómo la Caja del Seguro Social va a la quiebra, mientras su Junta Directiva está compuesta de la misma gente desde hace varios lustros. Nos quejamos de que la justicia está secuestrada, pero vemos a los mismos jueces, año tras año, haciendo exactamente lo mismo. Nos avergonzamos de la Asamblea Nacional, pero seguimos eligiendo a los mismos de siempre, para luego escandalizarnos de que hagan lo mismo de siempre.
Jamás habrá gobernabilidad si los partidos no dejan de ver el país como una piñata privada, cuyo contenido es solo para ellos.
El triste circo, con payasos malos, en que han convertido al país ya se está volviendo infame más allá de nuestras fronteras. Las empresas que otrora eran motivo de orgullo, y que brindaban seguridad a los dineros que nos inyectaban empresarios extranjeros, han perdido el grado de inversión, precisamente por los pésimos manejos que resultan de dar autoridad y mando a perfectos inútiles, vestidos con la bandera de tal o cual partido. Hay que recordar que el Gobierno no genera dinero, solo lo consume. Debería administrarlo como en Nueva Zelanda, pero hemos elegido mal, y mientras se requieren vacunas y medicamentos a precios bajos, nuestros políticos quieren crear más corregimientos.
Urge una nueva Constitución en la que aquel que tenga o haya tenido casos por corrupción, o cualquier delito, no sea idóneo para ningún puesto, ni de elección ni por nombramiento. Basta ya. Tampoco es correcto que nadie llegue al poder con menos del 50 % de aprobación ciudadana. Hace falta una segunda vuelta electoral.
Hacen falta muchas cosas, pero las que más necesitamos son personas talentosas y honestas a las riendas del país, por el bien de todos. Talentosas y honestas, que la inteligencia sin conciencia no es suficiente. Con talento, por favor.