• 10/01/2015 01:00

Desafíos de las ciencias y las tareas que representan el 9 de enero

Sigue existiendo un preocupante cuadro geopolítico internacional

Hoy nuestro país le rinde un homenaje al pueblo, que un 9 de enero de 1964 no se rindió. Ellos tuvieron un rol muy importante en la historia y en la formación de una conciencia nacional que impidiera la continuidad de esa ignominia que era la injusta perpetuidad de un enclave colonial. Ellos y ellas nos enseñaron que se construye, que se disfruta y se transfiere, lo que es dignidad, libertad e independencia de una patria.

No hay duda que el 2014 ha sido un año de significativa consolidación de la Universidad de Panamá y del protagonismo del Instituto del Canal de Panamá y estudios internacionales, como una de las redes académicas con intervención y compromiso de la casa de Méndez Pereira, con los desafíos de ingentes problemas que confronta el Canal de Panamá y el resto del país. Hemos avanzado, mostrando la importante contribución que la investigación social de calidad, crítica y comprometida, puede aportar al debate y a la solución de los grandes problemas que enfrenta Panamá, contribuyendo así a la lucha contra las persistentes desigualdades e injusticias. En el contexto mundial, un anuncio presentado por los presidentes Raúl Castro y Barack Obama, con la mediación del Papa Francisco y el apoyo de los principales organismos regionales, multilaterales y parlamentos de todo el mundo, al restablecimiento de las relaciones diplomáticas y la flexibilización de los mecanismos financieros y comerciales, evidencian el inocultable fracaso de más de medio siglo de una ilegal e innecesaria confrontación hacia Cuba. También las negociaciones de paz entre el Gobierno colombiano y los grupos insurgentes, con la mediación de Noruega, Suecia, Venezuela y Cuba, son acontecimientos que permiten soñar con un cambio de rumbo.

Pese al avance mostrado por estos anuncios y apoyados por toda la humanidad, sigue existiendo un preocupante cuadro geopolítico internacional: la crisis generada por el control de los recursos energéticos en el Medio Oriente, la progresiva desestabilización de regiones enteras de África, ya sea por enfermedades genocidas (el ébola, sida) relacionadas a temas ambientales o a las grandes desigualdades heredadas de la actuación de los antiguos regímenes imperiales; y por último, una eventual confrontación bélica en Europa y Rusia por la crisis ucraniana relacionada con el control de la energía.

Este día de la memoria de nuestros mártires reiteramos que queremos ser una Universidad capaz de construir ‘otro mundo’ donde la vieja pregunta que se hicieron nuestros hermanos mayores que ofrendaron sus vidas luchando contra el mayor imperio del siglo XX, para que renaciera un nuevo amanecer, ¿Para quién es el alba? Se puede responder, mirando cara a cara a los pobres, a los despreciados, a los indígenas, a los afrodescendientes y mujeres, para construir un mejor mañana.

Hoy, a 51 años de la gesta histórica que abrió el camino del rescate de la soberanía nacional, —con algunos años de olvido, o con algunos años de indiferencia en el medio—, se retoma la conmemoración del 9 de enero de 1964 en el marco de denuncias de corrupción, poca transparencia y una desconfianza generalizada, dolos que han puesto en peligro la institucionalidad pública y por ende los derechos democráticos de todos los ciudadanos, así como la sostenibilidad ambiental y económica del país. Aunado a ello, la deuda pública alcanza 20 mil millones de dólares y se reporta un déficit fiscal de más de 4% del PIB, generando el crecimiento de las desigualdades sociales en los sectores vulnerables, en un país en que el 57% de la juventud ni trabaja ni estudia, con un alto índice de fracaso académico de los estudiantes en el año 2014. Sumado a lo anterior, continúa la exigencia del Grupo Unidos por el Canal de Panamá, responsable de la construcción del tercer juego de esclusas, de demandar a la ACP por sobrecostos en la construcción por alrededor $2 mil 400 millones, con consecuencias funestas que impactarían los ingresos al país, y costosos retrasos en la inversión de la ACP, afectando la competitividad de la ruta interoceánica.

Todo lo anterior, sin embargo, se enmarca también en un momento histórico en el que la ciudadanía reclama un país al servicio de todos y todas. Para ello es imprescindible la generación de espacios que promuevan la reflexión sobre lo nacional, a partir de dos hechos con actores semejantes, pero resultados diversos: el 9 de enero y la invasión militar estadounidense en 1989. Se debe concretar en lo inmediato el restablecimiento de la materia de Relaciones de Panamá y Estados Unidos, así como la incorporación en los libros de texto escolares de temas claves para la formación de la conciencia nacional, como la invasión militar estadounidense a Panamá, en tanto hecho que atenta contra nuestra identidad, en momentos en que la ciencia se debate entre estar al servicio del mercado y la destrucción de los saberes, de la ética y de las humanidades.

Así mismo, se impone un debate nacional sobre el uso y administración de los recursos ge nerados por el Canal de Panamá y el resto de los activos nacionales que constituyen el patrimonio de los ciudadanos y no fuentes exclusivas de los monopolios marítimos, ni de los consorcios establecidos en el territorio nacional, que se apoderan de los recursos de un país soberano. La ocasión ahora jubilosa de rendición de tributo a estos héroes que un 9 de enero levantaron muy en alto la patria, es un acto propicio para que reclamemos nuevamente la construcción de otro mundo posible, con la recuperación de los recursos del Canal de Panamá puesto al servicio de las mayorías excluidas.

* DIRECTOR DEL INSTITUTO DEL CANAL DE PANAMÁ Y ESTUDIOS INTERNACIONALES

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