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- 27/04/2016 02:00
Tres mujeres decididas y valientes
La tragedia política que sufren los brasileños, las protestas de estudiantes chilenos contra cambios en la política educativa, y el drama de refugiados sirios que aspiran migrar a Europa para lograr mejores condiciones de vida, han fijado la atención mundial en las posiciones de las respectivas jefas de Estado en esos conflictos. Cada una actúa en consonancia con sus propias convicciones sobre bienestar, derechos políticos y derechos humanos. Con apoyo popular o no, lo cierto es que las tres defienden sus principios políticos, enfrentando con valentía y decisión a sus opositores. Por eso, las tres son dignas de respeto por ser ejemplos admirables de gobernantes que no buscan beneficios ni riquezas personales sino, por el contrario, que actúan con objetivos claros, aún con fuertes vientos en contra.
La biografía de Rousseff la ubica, desde los 17 años, como militante de una agrupación marxista que propugnaba por la lucha armada, influenciada por el pensamiento de Régis Debray sobre la Revolución cubana. Aunque no participó directamente en acciones armadas para tomar el poder, Rousseff aprendió a manejar, a transportar armas y a enfrentarse a la policía. Se distinguió por su liderazgo y haberse impuesto en un ambiente dominado por hombres. Llegó a ser apresada, torturada durante veintidós días, golpeada y sometida a vejaciones, que incluyeron descargas eléctricas. Condenada por subversión a seis años de prisión y dieciocho de inhabilitación de sus derechos políticos, a la edad de 25 años se le redujo la pena a dos años y un mes. Hoy no es acusada de corrupción sino de haber maquillado el Presupuesto de la Nación.
Ángela Merkel, que se crió en la antigua Alemania Democrática, fue militante de las Juventudes Comunistas, pero después de la caída del muro se sumó al movimiento democrático hasta que, como resultado de un escándalo de financiación ilegal de su partido, abogó por su renovación y logró ser la primera mujer designada al frente del partido. Siendo protestante del norte, logró alianzas con sectores católicos dominados por hombres conservadores del sur. Se opuso a la invasión de Iraq y mantuvo una postura firme frente al debacle financiero de Grecia. Primera mujer que ocupa la Cancillería, primera en gobernar Alemania desde el siglo X y primera persona de la antigua RDA en dirigir la Cancillería de la Alemania unificada. Hoy enfrenta oposición a su política de apertura a los refugiados sirios.
Michelle Bachelet ingresó al Partido Socialista y, siendo todavía estudiante de Medicina en su país, pasó a la clandestinidad y fue detenida y torturada por ayudar a los perseguidos políticos por la dictadura militar. Junto a su madre, partió al exilio y recalando en la República Democrática de Alemania, donde concluyó sus estudios de Medicina. Después de cuatro años de exilio, regresó al país y se sumó a diversos movimientos contrarios a la dictadura de Augusto Pinochet. Ha sido ministra de Salud y de Defensa, entre otros cargos públicos. Hoy enfrente protestas por tratar de implementar la reforma educativa que prometió en campaña.
No debe sorprender la templanza de Dilma Rousseff, Ángela Merkel o Michelle Bachelet. A lo largo de sus vidas públicas han librado luchas superadas por su carácter y lealtad a los principios que las animan. Tienen suficiente experiencia y preparación para los forcejeos democráticos que cada una enfrenta. Como resultado de su perseverancia varias damas también han ocupado cargos presidenciales en nuestro país y en otros de América. Otra es posible candidata que podría convertirse en la mandataria del país más poderoso, a quien le correspondería enfrentar grandes retos por la paz y bienestar de la humanidad.
EXDIPUTADA