• 13/03/2024 00:00

Un juglar de esta época

-Pedro- [...] se inspiró en los juglares que cotidianamente recorrían el barrio latino en París para interpretar ritmos extraídos de la calle.

La actividad publicitaria panameña cuenta con una historia bastante amplia, si se considera que los negocios fueron divulgados en diarios y publicaciones desde mediados del siglo XIX con el intenso movimiento de embarcaciones de todo tipo que pasaron por el istmo. En las páginas de los diarios quedaron reflejados el calendario de los viajes, así como mensajes sobre perfumes, medicinas, servicios profesionales y otras opciones de anuncios.

Quizás las décadas de los años 60 y 70 del siglo XX fueron el período de mayor esfuerzo en ese campo: se consolidaban las tres grandes fuentes para la captación publicitaria (prensa, radio y televisión); abrieron las agencias más consolidadas y filiales de empresas de las grandes marcas extranjeras. Además, entraban en este mercado exitosos publicistas que provenían de Cuba y otras regiones vecinas, como es el caso de Tony Fergo y Marta de Leiro.

La promoción de productos y servicios se hizo tan poderosa en el país, que el Gobierno nacional reguló algunos aspectos como la aprobación de anuncios que tenían que ver con bienes de consumo; sobre todo los relacionados con la salud. Para tal efecto se creó una comisión mixta entre los ministerios de Gobierno y Justicia y Salud, que revisaba los textos y las campañas. Otra disposición establecía pautas y controles a los anuncios extranjeros.

En el contexto de esa comisión interministerial, conocí a Pedro Altamiranda, quien había trabajado en la empresa McCann Erickson y luego en Boyd, Bárcenas y Marcos (BB&M), una de las más grades agencias de publicidad, donde terminó como gerente, después de desempeñarse en el departamento de cuentas. Aquí puso en ejercicio toda su formación como lingüista; era apasionado estudioso del lenguaje y del habla popular.

Las relaciones entre los comisionados de las instituciones que analizaban los textos publicitarios y los ejecutivos de cuentas y directivos de estas compañías, no siempre fueron las más cordiales. En algunos casos había solicitudes de reconsideración de determinados anuncios que se prohibían y era necesario conversar, discutir, argüir y en ciertos casos, escuchar las estruendosas quejas y lamentaciones de los gerentes.

En el caso de BB&M ese papel no le correspondía a Pedro, sino a “Boli” Bárcenas, quien se quejaba de las interpretaciones a los libretos cuando no eran aceptados. Pedro se ocupaba de dar sentidos a las frases en los propios documentos y hacer más aceptable las versiones que se enviaban para la aprobación.

Pedro había tenido una formación sólida: se había graduado de licenciado en Lengua y Literaturas Españolas en la Universidad de Panamá, luego de regresar sin concluir la carrera de medicina en España. Se marchó luego a Francia a estudiar el doctorado en Filología en la Sorbona. Allí se entusiasmó mucho con la música del momento y ejercieron influencias sobre él cantantes como Jacques Brel, George Brassens y Serge Gainsbourg.

El estudio de doctorado no menguó en Altamiranda su interés, sus raíces y el entusiasmo por la realidad sociocultural y aspectos como el habla popular en Panamá y la música de la comunidad afrodescendiente; entre ellas la lírica del calipso y el trabajo creativo de sus exponentes lord Cobra y lord Panamá. De igual manera, se inspiró en los juglares que cotidianamente recorrían el barrio latino en París para interpretar ritmos extraídos de la calle.

Mientras se desenvolvía como publicista, fue armando un arsenal de trabajos musicales en varios ámbitos: canciones populares basadas en el calipso; rescate de la tradición carnavalesca (Carnaval en la Central, Pueblo ¡ras!) y un énfasis irónico a la vida política panameña y sus actores, tanto militares (con posterioridad al golpe militar) como civiles, luego de la invasión del ejército estadounidense.

Su ojo crítico y acidulada capacidad irónica le permitió desvestir la realidad sociopolítica panameña, sin olvidar de bajar de sus nichos a muchas figuras, muy a pesar de sus altos niveles. Hoy, lamentamos el fallecimiento de este extraordinario artista.

El autor es periodista
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