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- 27/09/2024 00:00
Un llamado a la diplomacia: aplicar la Resolución 1701
La organización terrorista Hizbulá, sin provocación alguna por parte de Israel, inició el 8 de octubre, un día después de la horrenda masacre perpetrada por Hamás, una gran ola de ataques contra ciudades y pueblos en el norte de Israel.
El ataque de 11 meses de Hizbulá ha incluido 10.000 proyectiles lanzados hacia Israel desde el Líbano que han causado la muerte de 49 personas, incluidos 12 niños, herido a 375, quemado cerca de 200.000 metros cuadrados de bosques y desplazado a 70.000 israelíes de sus hogares en el norte.
El 20 de septiembre, la FDI atacaron a los principales comandantes de Hizbulá que planeaban un ataque terrorista a gran escala contra comunidades israelíes, uno que sería un reflejo de la horrible masacre del 7 de octubre. Israel actuó para prevenir este ataque y proteger a sus ciudadanos de una amenaza inminente.
Quiero aclarar que Israel no tiene ninguna disputa territorial con el Líbano. El motivo del ataque de Hizbulá es unirse a su hermano proxy Hamás. El jefe de Hizbulá, el architerrorista Nasrallah, ha declarado que sus ataques contra Israel continuarán mientras continúe la batalla en Gaza, donde 101 israelíes inocentes siguen secuestrados en los túneles de Hamás.
Ante el ataque de Hizbulá, y en un intento de devolver a decenas de miles de ciudadanos israelíes a sus hogares, Israel está haciendo lo que haría cualquier nación soberana: defender la seguridad de todos sus ciudadanos, tanto judíos como árabes. Todo Estado tiene el deber de proteger a su pueblo de los ataques procedentes de enemigos más allá de sus fronteras. Israel está cumpliendo esta obligación dentro del marco del derecho internacional y seguirá haciendo lo necesario para garantizar que sus ciudadanos regresen a sus hogares.
La comunidad internacional es cada vez más consciente del papel desestabilizador de Hizbulá en la región, que ha sido reconocida como organización terrorista por numerosos países, incluidos Estados Unidos, los Estados miembros de la Liga Árabe, Alemania, Australia y el Reino Unido. Para restaurar la estabilidad en Medio Oriente, es crucial que la comunidad global se una y reconozca oficialmente a Hizbulá como una organización terrorista.
La implacable ofensiva de Hizbulá está impulsada por Irán, el mayor Estado patrocinador del terrorismo en el mundo. Las huellas dactilares de Irán se pueden encontrar no sólo en Hizbulá, sino también en Hamás, los hutíes y una red de milicias chiitas en todo el Medio Oriente, particularmente en Siria e Irak. Los representantes de Irán están trabajando activamente para difundir la violencia y el caos. El régimen iraní lleva mucho tiempo intentando desestabilizar la región, imponiendo su ideología radical mediante la violencia para remodelar Oriente Medio.
Sin embargo, las ambiciones de Irán van mucho más allá. Su influencia se extiende a Europa, África y América. Es una amenaza a la seguridad global, incluso al proporcionar drones y misiles para atacar a Ucrania, mientras apoya los esfuerzos que socavan la paz y la estabilidad en todo el mundo.
Si el mundo realmente quiere detener la violencia y restaurar la estabilidad, actuará con decisión. Se deberían aumentar las sanciones contra Irán, dirigidas a las redes financieras, militares y terroristas del régimen de los ayatolás. El mundo debe designar oficialmente al Cuerpo de la Guardia Revolucionaria de Irán (CGRI) como organización terrorista, porque es el centro neurálgico de las operaciones terroristas globales de Irán. Al sancionar y aislar a esta entidad, se paralizaría su capacidad para financiar el terrorismo. Sin este paso crucial, Irán seguirá evadiendo la rendición de cuentas y continuar sus objetivos desestabilizadores sin control.
La comunidad internacional debe actuar con rapidez y decisión para impedir la proliferación del terrorismo de Irán, antes de que las consecuencias se expandan a Oriente Medio.
Además, el Consejo de Seguridad de la ONU deber hacer cumplir la Resolución 1701, que ordena la retirada de las fuerzas de Hizbulá en el Líbano y pondría fin a su dominio absoluto en el sur del Líbano y evitaría sus ataques contra Israel. Lastimosamente, Hizbulá sigue operando libremente en esa zona, con el pleno apoyo de Irán.
Es necesario afrontar la dominación del Líbano por Hizbulá, su ocupación del sur del Líbano, su reinado de terror contra los civiles israelíes, el apoyo incesante del Irán a las organizaciones terrorista y sus actividades malévolas. Israel está al frente de esta batalla, defendiendo no sólo a sus ciudadanos, sino también la seguridad y los valores del mundo libre.
La amenaza que representan Irán y Hizbulá es innegable. El momento de actuar es ahora. Aquellos verdaderamente comprometidos con la paz y la estabilidad en la región deben presionar para que se implemente inmediatamente la Resolución 1701 del Consejo de Seguridad. Esa es la única manera de detener una guerra total.