• 01/02/2021 00:00

Vacunas: entre intereses pecuniarios y sangre colonialista

“[…] alertan sobre que la urgencia por el desarrollo de una vacuna […], ha podido llevar a los Gobiernos a aceptar limitaciones de responsabilidad aún mayores”

Por allá, por el mes de junio del 2020, fui entrevistado por una televisora local, para ofrecer mi perspectiva sobre lo que en ese momento se planteaba como la “carrera por las vacunas”. Recuerdo que planteamos, entre otras cosas, que se trataba de una guerra comercial y geopolítica, más que de una disposición por aportar a superar la pandemia.

Entre las seis o siete que llevaban la delantera, las de AustraZeneca y Sptnik V (la rusa) se perfilaban como una amenaza al negociado mundial de las norteamericanas Moderna y Pfizer (la consentida de las autoridades gubernamentales y particularmente de la canciller). Esta última, con precios cercanos a los 20.00 dólares por tratamiento, mientras la primera no supera los 8.00 dólares la dosis completa, muy similar a los precios de la rusa. Por cierto, la primera tuvo una explosión en una de sus plantas en India y recientemente, amenazas de bomba, en otra localizada en Londres. ¿Casualidad o parte de la guerra comercial?

Además, junto con Pfizer encaran problemas de tiempos de entrega que han movilizado a la Unión Europea (UE) para demandar en los tribunales su incumplimiento. Esto ha llevado a que, desde Bruselas, se les exija a las farmacéuticas que hagan públicos los términos de los contratos y amenace con controlar las exportaciones de las vacunas producidas en Europa (BBC News, 27 de enero de 2020).

En Panamá, por su lado, la Pfizer incumple con su primera entrega y la canciller Mouynes y las autoridades gubernamentales encuentran plena complacencia en la promesa no muy clara que les dieron los representantes de esta empresa, cuando pudieron haber sacado provecho de eso, no tanto elevando una demanda internacional, sino, al menos, negociando vacunas adicionales que compensaran el incumplimiento o algo que revelara una actitud menos colonialista y más digna para el país.

Así, lo que ocurre hoy confirma lo que vislumbrábamos en esa ocasión, por una razón sencilla, toda la estructura y organización internacional del gran negocio de los productos farmacéuticos y similares se mantiene incólume, con la tibia mirada de la OMS y Gobiernos de la mayor parte del “mundo occidental”, incluido Panamá.

En realidad, no nos resulta ninguna novedad la presencia de las cláusulas “secretas” de estas corporaciones farmacéuticas; tal como lo hacen manteniendo a la CSS separada del Minsa en Panamá, buscan fraccionar el mercado para poder negociar precios distintos con los distintos países, para lo cual parte de su control lo permiten esas “cláusulas secretas”. Así, mientras no refundemos la República, seguiremos a merced de quienes circulan entre sus intereses pecuniarios y sangre colonialista.

“Soy de derecha, libertario, pero también pragmático … si esa vacuna funciona ¿por qué no aceptarla? Por geopolítica jodemos nuestro mercado al joder la economía” (Monteza, Mario, 29 de enero de 2020).

Según Jonathan García, experto en salud pública en la Universidad de Harvard, en EE. UU., esto les permite negociar con los países en función de sus recursos, ofreciéndoles precios más bajos a los países pobres o en desarrollo y exigiendo cantidades más altas a los más ricos.

La compañía AstraZeneca ha revelado que la vacuna que ha desarrollado en colaboración con la Universidad de Oxford tendrá un coste aproximado de entre 3 y 4 dólares por dosis (se requieren dos). Pero el suyo es por ahora un caso excepcional.

Además de los precios, se mantienen muchas veces en secreto la información relativa a la producción y logística, y las conocidas como cláusulas de responsabilidad.

En ellas se estipulan límites a la responsabilidad de los laboratorios en el caso de posibles efectos adversos de los medicamentos y se indica que si hay diferencias no las resolverán los tribunales nacionales, sino unas cortes especiales de arbitraje internacional.

Pfizer es una de las compañías señaladas por la exigencia de confidencialidad en los contratos.

Las voces que reclaman mayor transparencia alertan sobre que la urgencia por el desarrollo de una vacuna para una enfermedad, que se ha cobrado ya más de dos millones de vidas en todo el mundo, ha podido llevar a los Gobiernos a aceptar limitaciones de responsabilidad aún mayores.

En la Estrategia para la Adquisición de Vacunas, que hizo pública la Comisión Europea, se decía que “la responsabilidad por el desarrollo y el uso de la vacuna, incluida cualquier indemnización específica requerida, recaerá sobre los Estados miembros que la adquieran” (BBC News Mundo, 27 de enero 2021).

Sociólogo y docente de la UP.
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