La vida sin Dios

Muchos pensamos que vivir desenfrenadamente es gozar la vida que Dios nos dio. Que porque yo no me meto con nadie, vivo mi vida a mi manera y creo en Dios a mi manera, ya estoy hecho, sin darnos cuenta de que estamos contaminando nuestro cuerpo con nicotina, alcohol y algunos con drogas, creyendo equivocadamente que estamos viviendo la “ dulce vida ”.

Si estamos conscientes de que nuestro cuerpo es templo de Dios, entonces por qué contaminarlo ingiriendo sustancias que dañan nuestro ser. Por qué llevar una vida de fornicación, adulterio, borrachera, mentiras, intrigas, chismes, siendo soeces y vulgares, vistiendo de la forma que me da la regalada gana, pedir prestado y no pagar, engañar, estafar, hurtar, robar.

Las Sagradas Escrituras advierten, a las mujeres principalmente, vestir con decoro y vergüenza. También en Levítico 19:16 hablándole Dios a los profetas, mil años antes de Cristo, ordena “ No andéis chismeando entre tu pueblo ”. Estamos en el año 2009 después de Cristo y seguimos chismeando y llevando una vida de “ guaro y campana ”.

Cuando ponemos al dios dólar por delante de nuestro Creador, es cuando inician los problemas, porque las riquezas que nos da Dios no añaden tristeza. Pero la riqueza que nos da el mundo por nuestro propio dogma del “ juegavivo ”, ésa sí que trae tristeza, vergüenza, cárcel y muchas veces el suicidio.

No hay duda alguna de que nuestra tierra istmeña es una nación bendecida de Dios, pero fuera mucho mejor, si quienes conforman los tres poderes del Estado, fuesen personas temerosas de Dios. La Biblia dice que “ todo obrero es digno de su salario ”. Si todos estuviéramos consciente de este señalamiento bíblico, nadie aceptaría coimas ni existiría corrupción.

La vida puede ser deprimente cuando se deja a Dios afuera. Pero ¡qué emocionante es cuando Él está en el centro de la misma! Mientras los gobernantes no sean personas temerosas de Dios, aquí seguiremos viendo los casos CEMIS, Duro Dólar, Viáticos sin justificaciones, pachas, botellitas, botellas y garrafones entre otros tantos actos de corrupción. ¡Esa es la vida sin Dios!

*Periodista.agraell@hotmail.com