Durante su paso por Panamá, el trío conversó con La Estrella de Panamá sobre su evolución artística y el significado profundo que encierra su nombre y...
San Miguelito es uno de los distritos más poblados e importantes de Panamá, una mezcla de cerros, calles empinadas y avenidas amplias. Nació del esfuerzo de quienes, ante la falta de viviendas dignas en la capital, levantaron sus casas con lo que tenían a mano. Hoy conviven en sus laderas los barrios populares de siempre junto a modernos complejos residenciales y comerciales que transforman su paisaje. Sin embargo, ese crecimiento, carente de planificación y guía, ha dejado cicatrices profundas. El desorden urbano pesa: hay comunidades enteras que aún enfrentan problemas de abastecimiento de agua, una recolección de basura ineficiente y altos niveles de inseguridad. A esto se suma una historia de gestiones municipales marcadas por el clientelismo, la corrupción y la improvisación. Con una nueva administración encabezada por la alcaldesa independiente Irma Hernández, muchas personas sienten esperanza, aunque los cambios todavía no se materializan. San Miguelito no puede ser transformado desde los escritorios ni con discursos. Su futuro debe construirse desde sus calles, con las voces de sus comunidades, entendiendo su historia y su identidad. Porque este distrito, reflejo de las desigualdades del país, también puede convertirse en ejemplo de cómo Panamá puede ser distinto: más humano y próspero. Las potencialidades son enormes; depende del gobierno local y del central que estas se traduzcan en beneficios reales para la gente del distrito.