• 03/10/2018 02:00

Justicia real y efectiva

En pocas palabras, la justicia brasileña está inclinada hacia un sector político de ese país y lo que menos hay es una justicia real y efectiva

La icónica imagen de la dama de la justicia con los ojos vendados imprime lo que debe ser a la hora de aplicarla: ¡imparcial! Como no puede mirar, no puede favorecer a este o aquel. Por desgracia, los países latinoamericanos están secuestrados por una justicia totalmente parcializada y politizada. De lo más absurdo es que la Fiscalía brasileña ahora desista de los cargos contra el actual presidente Temer, cuando fue señalado directamente en actos de corrupción. Y que se señale al flamante juez Moro de ceder a un hermano la negociación de acuerdos de delación premiada. En pocas palabras, la justicia brasileña está inclinada hacia un sector político de ese país y lo que menos hay es una justicia real y efectiva. Lo anterior conlleva a concluir que la idea del destape de los grandes casos de corrupción no buscaba fomentar la transparencia, sino extinguir políticamente al adversario. Es decir, si el adversario no existiera, los casos de corrupción tampoco se destaparían. Si comparamos lo que ocurre en Brasil con Panamá, donde el país se sobresaltó de escándalo en escándalo, la conclusión termina siendo la misma: extinguir al adversario político. Y no es uno, sino todo el país que ve cómo se trata con mano dura a unos y con mano de seda a otros. Incluso hay quienes ni siquiera han sido investigados, por más que los señalamientos les apunten directamente. Esto indica que aquí hay una justicia selectiva que hay que acabar. Es necesario hacer los cambios constitucionales, para establecer nuevos parámetros en la justicia. Porque Panamá no puede seguir avanzando hacia el desarrollo, si no cuenta con una justicia real y efectiva.

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