Todo tercer domingo de junio celebramos a nuestros padres, una pieza fundamental en las familias panameñas. En una sociedad con relaciones cada vez más superficiales y sujetas a dinámicas puramente mercantiles, saludamos a esos padres presentes y sacrificados por sus hijos. Celebremos con gratitud a esos hombres que, con su ejemplo, nos inspiran a ser mejores cada día. Ser padre no se trata simplemente de un vínculo biológico, sino de quien cría, enseña y se sacrifica por los suyos. Hoy es una oportunidad para rendir honor a los padres panameños, que, aún en las circunstancias turbulentas que vive el país y el mundo, están allí para sus hijos. Ser padre en Panamá no es igual para todos; muchos de ellos enfrentan condiciones laborales precarias, duras jornadas sin seguridad social y exclusión. Luego de dedicar toda una vida a proteger a sus hijos, es justo que descansen con un retiro digno. Gracias a los padres panameños.

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