Seguridad, no militarismo

La violencia que se ha apoderado del país, —donde los cadáveres de las víctimas de un delito no se han enfriado aún cuando nuevas víctimas caen abatidas— grita su horrible realidad. La conciencia de la gente decente, que vive asociada, pero con miedo, que paga impuestos y no ve los resultados, ha dicho ¡basta ya! ante tanto crimen. La población no puede ni quiere seguir acosada por la maldad de bandas de delincuentes o por la acción descarada de menores y adultos con tal récord de sangre que espanta, sin esperanza de castigo ni de redención. Mientras que el desgobierno ve por imponer una ley de seguridad que tiene más que ver con el militarismo que con la delincuencia. Así que bien lo sepan de una vez los gobernantes y todas las asociaciones protectoras de delincuentes, ¿qué es lo nuevo de una patria más violenta cada día? El país necesita seguridad.