Siguen las muertes

Han pasado tres años del triste suceso donde 18 panameños fallecieron en un autobús refrigerado que terminó convertido en una cruel hoguera cerca a la entrada del Corredor Norte, nada se ha progresado para buscar la protección de quienes utilizan esta clase de transporte en la capital. A diario ocurren accidentes donde se ven envueltos los llamados “diablos rojos”, ante la vista gorda de las autoridades competentes. Se ha creado un nuevo departamento de inspectores de Tránsito para tratar de controlar el desorden de ciertos conductores causantes de fatídicas desgracias, pero la modalidad se queda corta ante el caos en las vías. Las catástrofes vehiculares continúan en todas las calles y avenidas del territorio nacional, dejando una secuela de muertos y heridos. Es hora de poner la mano dura para evitar lo más posible las tragedias. No queremos volver a vivir y llorar casos parecidos a la tragedia de La Cresta.