• 25/07/2012 02:00

La pesadilla diaria

Todo Panamá sabe, al transitar por las calles, que algo anda muy mal. Todos los días, con lluvia o sin ella, se soporta una inamovible c...

Todo Panamá sabe, al transitar por las calles, que algo anda muy mal. Todos los días, con lluvia o sin ella, se soporta una inamovible cola de autos para, seguramente, de todas maneras llegar tarde a cualquier destino. Quienes usan el transporte público sufren en silencio la humillante fila por un bus. Las calles son el espejo de la pesadilla de país que tenemos: caóticas, desordenadas y sin soluciones a corto plazo que minimicen con eficacia el terrible impacto de las construcciones. La imagen del gobierno se examina todos los días en las calles, y casi siempre sale reprobada. Incluso el peatón (jóvenes, ancianos, niños o discapacitados) comprueba que todo anda mal cuando sin aceras ni pasos elevados, mucho menos accesos seguros, debe jugarse la vida. El pueblo no se ha dejado convencer de las promesas de ladrillo y concreto transformadas en continuos escándalos, bienes ocultos y sobreprecios. El mejoramiento vial es necesario, pero todo a la vez ha sido una experiencia terrible que ningún gobierno debe repetir.

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