Ser pobre ¡vale la pena!

La política de los sucesivos Gobiernos ha sido y es de apagafuegos. No se ven las cosas a largo plazo y por eso nuestra población de menos recursos no sale de su letargo, contando excepciones. Y es que la política de los ‘genios' gubernamentales es subsidiar a los que menos tienen. Eso, basado en que dando una parte del presupuesto estatal, se garantizan réditos políticos. Ningún Gobierno se ha preocupado por tener una visión a largo plazo, donde todos sepamos hacia dónde vamos, cuánto avanzamos, qué bien o mal lo hemos hecho. No, aquí los subsidios están por convertirse en un bumerán, pues, ya no hay para repartir. La Caja de Seguro Social es un ejemplo. No se le habla con claridad a la población de que, como aumentó la expectativa de vida, lo que el asegurado aporta no es suficiente para jubilarse. Necesita aportar más. Es fácil demostrarlo matemáticamente. Lamentablemente todo es subsidio. Es como si ser pobre ¡valiera la pena! La luz subsidiada, el agua, la basura, el transporte, el gas. ‘Si tengo hijos, no importa si es bueno o malo, ¡tengo beca universal!'. ‘Si nunca aporté a la Caja, tampoco importa; igual recibo mi pensión 120 a los 65'. ¿Cuándo dejaremos esta política del subsidio y realmente ayudamos a la población a salir de este círculo vicioso?