• 22/06/2016 02:00

Transporte ‘pirata', problemas y soluciones distantes

Entre líneas

Haber consentido la existencia de una forma de transporte no oficial, pero tácitamente reconocida, es a la par de un problema social, el espejo de una sociedad incapaz de desprenderse de la situación, y de Gobiernos incapaces de hacerle frente. Los llaman ‘piratas ' o ‘transportistas alternativos '. Es gente que opera al margen de la ley, que, a fuerza del mal servicio del transporte público, se ha enquistado en una población a la que le urge movilizarse de una forma u otra, al no contar con transporte propio. Las autoridades en varias administraciones no han enfrentado el problema del transporte público, colectivo y selectivo, en su justa dimensión, por temor o por incapacidad de tener una mejor respuesta que adquirir una flota de autobuses en estado lamentable o pintar de amarillo los taxis. En esta ecuación, la palabra ‘legalización ' del transporte —pirata o alternativo— surge como una opción muy cómoda y fácil de aplicar, favoreciendo a un sector que, a fuerza de un mal servicio público, ha conseguido un espacio donde no debía tener, si el transporte fuese efectivo, seguro y funcional. Lamentablemente, todo indica que habrá que seguir conviviendo con este monstruo llamado ‘transporte pirata ', actual dueño de las calles de la capital y las ciudades principales del interior del país; porque, al parecer, la voluntad de las autoridades para afrontar este mal se encuentra muy lejos de concretar alguna solución sostenible.

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