La Universidad de Panamá ha escogido un nuevo rector. La escogencia termina un largo período en el que la principal casa de estudios superiores fue sometida a duros cuestionamientos. Los universitarios han levantado su voz y han dicho en su amplia mayoría que desean un cambio. Ese es el principal mensaje que le han dado a la administración de Gustavo García de Paredes. Empero, el mandato que le han dado los universitarios a Eduardo Flores no significa solo el cambio de un rector por otro; significa que tiene que hacer las cosas diferentes a como se venían haciendo. Al saliente rector se le cuestionó, por ejemplo, por la persecución a quienes se oponían a la actual administración. El electorado universitario vio este accionar de la administración como algo negativo y a la hora de votar, le dio un rotundo no al continuismo. Ahora, Flores tiene que hacer exactamente lo contrario. Tendrá que sumar; buscar caminos de consensos y sobre todo, ponderar la academia. Los universitarios y el país desean una universidad unida, orgullosa, con una voz fuerte que se haga escuchar. Desean que emerjan nuestros científicos; que nuestros investigadores sorprendan al mundo; que graduemos a profesionales con altos estándares. Sabemos que esto no puede hacerse solo y es deber del Gobierno apoyar con un presupuesto robusto a esta casa de estudios, que permita ofrecer una educación superior de alta calidad. Ojalá que este cambio no traiga revanchismo y que de ahora en adelante, el país y la academia sean el norte de nuestras autoridades.

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