• 25/01/2017 01:00

Resolver de raíz

Estos cambios, entre otros, son necesarios y resolverían el problema de la corrupción de raíz

Los últimos 27 años de vida ‘democrática' no hemos sido capaces de arreglar los problemas de raíz. Uno de los grandes males de nuestro Panamá tiene que ver con la corrupción institucionalizada y la descarada impunidad. Y el problema radica, entre otros puntos, en dos aspectos: una Asamblea Nacional con pobreza intelectual y moral y un Judicial que no hace justicia. Hemos hecho muchas reformas constitucionales, pero siempre dejamos el problema de raíz. Si lográsemos establecer que los diputados sean electos por provincia y no por circuitos, elevamos la calidad de los miembros de la Asamblea Nacional, con el consecuente mejoramiento en la aprobación de leyes y fuera del control del Ejecutivo. Y es que los diputados son presa fácil del Ejecutivo por las llamadas partidas circuitales, lo que desaparecería con los diputados provinciales. Al no tener diputados ‘maniatados' al Ejecutivo, podremos tener un verdadero contrapeso tanto del Ejecutivo como un fiscalizador del Judicial. El contralor no sería quien ordene el Ejecutivo, por ende la fiscalización funcionaría. Igual, si ponemos por Constitución que 50 o 55 años sea la edad mínima para ser magistrado y que el período dure 20 o 25 años, es lógico que obtendremos mejores profesionales y personas que no van con el ánimo de enriquecerse producto de un puesto que le otorga poder no para hacer justicia, sino para hacer negocios. Estos cambios, entre otros, son necesarios y resolverían el problema de la corrupción de raíz. Continuar como estamos es arar en el mar y dejar estos cambios porque no es el momento, es mantener con vida un sistema corrompido que carcome los cimientos de nuestra sociedad.

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