• 25/06/2017 02:00

Bueno para otro, malo para mí

En enero de 2009 la propia Embajada de EEUU en Panamá, a la luz de todos, servía de buena componedora para juntar a Ricardo Martinelli y Juan Carlos Varela

Estados Unidos está viviendo un periodo pedregoso en su devenir como nación. La CIA, su organismo de inteligencia, concluyó que el presidente ruso Vladimir Putin intervino en las elecciones de Estados Unidos para dañar la reputación de la excandidata Hillary Clinton y favorecer al hoy presidente Donald Trump. La información la publica el prestigioso diario The Washington Post, que señala que la CIA le informó de este plan, coordinado por el propio Putin, al entonces presidente Barack Obama. La situación, cierta o no, que escandaliza hoy al coloso del norte, es una práctica común de Estados Unidos hacia otros países. En pocas palabras, ‘lo que es bueno para otros, es malo para mí', pues la misma CIA se encarga de planificar estas intervenciones estadounidenses hacia otros países. Sin ir más lejos: mientras hoy se desenmaraña toda una pelea política entre Ricardo Martinelli y Juan Carlos Varela, en enero de 2009 la propia Embajada de Estados Unidos en Panamá, a la luz de todos, servía de buena componedora para juntar a estos dos políticos y ayudarlos a ganar las elecciones en Panamá. Con ello se favorecía una candidatura única y fortalecida para menguar las posibilidades, como en efecto ocurrió, de la candidata perredista Balbina Herrera, a quien se le vinculaba con fuertes lazos con el chavismo. Pero al margen de esta realidad, lo cierto es que todo intervencionismo es malo. Pero también es cierto que estas actuaciones de las grandes potencias son parte de sus estrategias geopolíticas y lo que hoy escandaliza a sectores demócratas gringos, es exactamente lo que ellos nos hacen siempre. Así que ¡si es malo para mí, es malo para otros!

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