• 17/09/2018 02:00

Elecciones de la prohibición

Han sido primarias sosas, incoloras y sin mayor entusiasmo.

Los torneos electorales deben ser una fiesta nacional, porque se celebra la democracia. Pero con la nueva Ley Electoral, ha ocurrido todo lo contrario en Panamá. Ya van dos elecciones primarias, de los dos partidos políticos más grandes del país. Han sido primarias sosas, incoloras y sin mayor entusiasmo. Y no se trata de los partidos o los propios candidatos; se trata de la cantidad de prohibiciones que establece la Ley Electoral. Tan es así, que incluso la inversión publicitaria tampoco ha ido a parar a los medios de comunicación panameños. Twitter, Instagram, Facebook, Google, se han llevado una gran parte de la tajada. Si a esto se añade que no hay encuestas y que la Corte Suprema de Justicia no se pronuncia sobre el absurdo de que estas encuestas solo se publiquen 20 días antes de la elección, entonces hay que pensar que su silencio es calculado, cómplice y con el ánimo de afectar el ejercicio democrático. Esta Ley hay que reevaluarla. Cierto es que los topes de campaña son necesarios; que se prohíba poner propaganda en los árboles, pero poner una cantidad de prohibiciones que afectan la fiesta electoral, es ilógico y hasta antidemocrático. Si fue para experimentar, ya se comprobó que no funciona. Las contiendas electorales tienen que sacar a flote ideas, proyectos, participación de la gente. Lo que menos se requiere son prohibiciones de aquí y de allá, porque se le coarta la libertad al soberano que es el propio pueblo y a quien se debe toda autoridad.

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