La pandemia del COVID-19 ha trastocado la economía mundial, pero en las crisis también hay oportunidades. Panamá ha crecido económicamente, pero no se ha desarrollado como país. Parte de este problema viene de una desigualdad muy seria que venimos alimentando por años. La forma que han optado los Gobiernos es a través de subsidios, pero esto ha creado una distorsión en la economía que, si la continuamos, lo más seguro es el abismo. Pero el subsidio no es solo para la clase baja, también es a un grupo empresarial que se ha acostumbrado a vivir de la teta del Estado. Hay economistas que señalan que hay dos formas de afrontar este problema de los subsidios, porque es insostenible para el país. Dicen que la fórmula está en lo que denominan “terapia de choque”, que consiste en actuar radicalmente. Que es dura, sí, pero la economía se recupera en corto tiempo. La otra forma es la “terapia gradual”, pero esta es menos efectiva y con resultados inciertos. La pandemia también da la oportunidad para actuar con inteligencia y con sentido común, porque una vez se pase de ella, habrá quienes se acostumbren a seguir viviendo de la teta del Estado y querrán seguir subsidiados, lo que será perjudicial para el desarrollo del país. Y es que regalando el dinero y nadie produciendo, no se levanta la economía, así que hay que hablarle claro a la población para que todos estén alineados en que hay que trabajar muy fuerte y dando lo mejor de sí para enrumbar Panamá. La oportunidad es ideal.

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