• 23/06/2020 00:00

Una alianza para el progreso

Opinión editorial del 23 de junio de 2020

Hace más de 50 años, el entonces presidente de los Estados Unidos John F. Kennedy elaboró un programa que tenía como objetivo invertir 20 mil millones de dólares en el mejoramiento de la calidad de vida de los latinoamericanos. Los planes de ayuda incluían, entre otros, la promoción de la reforma agraria para mejorar la producción agropecuaria, mejoras en la educación, salud, vivienda, reformas en el régimen impositivo y modernización de las comunicaciones. Kennedy fue asesinado dos años después de iniciado el programa que buscaba frenar las desigualdades que eran consideradas un caldo de cultivo para que germinaran cada día más adversarios de los Estados Unidos. Han pasado más de 50 años y los sueños de Kennedy, así como los de muchos forjadores de la justicia social en América Latina, han quedado inconclusos. Los que buscan la justicia social como lo quería Kennedy, ahora los acusan de populistas, de comunistas, de antisistemas. Esos que acusan, no entienden que para que haya paz y gobernabilidad real en los pueblos de América Latina se requiere no solo un sistema democrático con libertad, sino también una democracia económica que permita reducir los niveles de desigualdad en nuestros países. Esa Latinoamérica, donde se malgastan presupuestos multimillonarios, tiene que dar un giro de timón, para que se implementen políticas de Estado con beneficio social que tengan el espíritu visionario que tenía en su época la Alianza para el Progreso.

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