Ojo a la salud mental

Hay un malestar y un agotamiento en la sociedad que quizá muchos no detectan o, peor aún, lo obvian. En un contexto donde la precariedad, la incertidumbre política, la crisis climática y las turbulencias financieras afectan al ser humano, las enfermedades mentales podrían aparecer. Por ejemplo: desde 2009, la angustia vital -conocida también como angustia emocional o estrés- ha crecido en todo el mundo, según un estudio de la compañía Gallup. Los datos muestran que si en 2009 un 25% de las personas reconocía haber tenido sentimientos de tristeza, preocupación o estrés durante gran parte del día anterior, en 2021 la cifra se elevó al 31%. Esta data se desprendió de entrevistas a más de millón y medio de personas de 113 países. Hay que reconocer que ahora este tema se pone más bajo la lupa y que Panamá ha dado algunos pasos, como la Ley de la Salud Mental. Sin embargo, hay desafíos inaplazables como ampliar y dotar a los servicios sanitarios para asegurar una atención de calidad y rápida; de esta manera se frena el agravamiento de las crisis que acaben convertidas en patologías crónicas o en muertes por suicidios que podrían haberse evitado. Como sociedad también hay que deshacerse del estigma y la discriminación. La atención a la salud mental tiene que ser prioridad en la agenda política, y debe ser asequible y accesible. Ser empáticos y no individualistas puede salvar muchas vidas.